Al tiempo...

ENTRE VERAS Y BROMAS                 

Puesto que en la reciente discrepancia entre la secretaria del Medio Ambiente y el gobernador del Estado, el tiempo dará la razón a alguno de los dos, en perjuicio del prestigio del que fue, dialécticamente hablando, su adversario, la primera, Martha Ruth del Toro, tiene en la mano una carta de triunfo segura en el corto plazo; el segundo, Emilio González Márquez, tiene, en el resbaladizo terreno de lo deseable, una que pudiera servir para alzarle el brazo... aunque tendría que ser a largo plazo.

Mire usted...

—II—

El invierno ya llama a la puerta. Cualquier día en que a las bajas temperaturas se sumen las aglomeraciones propias de las fiestas navideñas (ya se verá que la famosa “crisis económica”, como de costumbre, le hará los mandados a Santa Claus), o, simplemente, alguna de las contingencias nuestras de cada día, habrá horas en que los niveles de contaminación, al menos en algunas zonas de la mancha urbana, se disparen significativamente. Después, cuando llegue la canícula, y con ella el riesgo latente de los tradicionales —inevitables, según los expertos— incendios forestales en “La Primavera”, se repetirá la historia... Cuando eso suceda, más allá de los reportes de las estaciones de monitoreo, habrá una fórmula más dramática de detectarlos: la concurrencia a los hospitales, con serias afecciones en las vías respiratorias, de las personas especialmente sensibles a la contaminación... Entonces se dirá que Martha Ruth tenía razón. Entonces se dirá que fue populista y demagógica la decisión del gobernador, de aborta
r de un plumazo el proyecto de la primera, de restringir la circulación de carcachas en las calles de la ciudad.

—III—

La carta del triunfo de González Márquez, consistente en dotar a la ciudad de un transporte público digno y suficiente, capaz de persuadir a los ciudadanos de preferirlo al automóvil, implica —en la hipótesis de que ese proyecto se materialice— un cambio de patrones culturales. Algo que, al decir de los entendidos, requiere un renuevo generacional para concretarse... Lo cual, en términos llanos, significa que los sobrevivientes —caso de haberlos— a las contingencias ambientales previsibles en un futuro próximo, reconocerán el acierto del gobernador... en presencia de los nietos de este último.