| Agua y aceite Por: EL INFORMADOR 1 de abril de 2009 - 23:00 hs ENTRE VERAS Y BROMAS Tal vez eso dijo porque eso le preguntaron... ¿Qué más podía hacer él, en esas circunstancias?... ¿Entrevistarse solo?... ¿Jugar al mismo tiempo con las blancas y las negras?... ¿Subsanar las omisiones y deficiencias de los reporteros?... ¿Hacer su chamba —la de él— y también la de ellos?... —II— De la respuesta que dio Fernando Garza Martínez (candidato fallido por el Partido Acción Nacional a la presidencia municipal de Guadalajara en las próximas elecciones, y a continuación aspirante a esa misma candidatura por los partidos Convergencia y de la Revolución Democrática) se infiere la pregunta. Aquélla alude a “el nivel de conocimiento” de la gente, “sobre todo en la zona oriente de la ciudad” donde —afirma— “me ven bien”. Califica a ese conocimiento de “un capital político importante”, y plantea la conveniencia de sumar dicho capital “para que el partido —el PRD, en el caso— se reposicione en Jalisco”. Cuando se habla de “capitales políticos”, es obvio que los principios quedan al margen. En ese planteamiento hay un valor supremo: el cálculo. En la “alianza estratégica” —como modernamente se dice— de un partido político y de un posible candidato procedente de un partido diametralmente divergente en su orientación ideológica y en sus principios de doctrina (el PAN, vinculado históricamente con la derecha; el PRD, declaradamente simpatizante con la izquierda... al menos en el discurso), las ideologías no pintan... En otras palabras: una alianza así, de elementos teóricamente tan disímbolos, por fuerza tiene que identificarse con un matrimonio de conveniencias. —III— Por supuesto, y a reserva de que el tiempo le permita poner todas las cartas sobre la mesa, Fernando Garza no es el primer político que da un paso de costado y pronuncia el “Hasta aquí llegamos”. Tampoco es el primero que decide cambiarse de chaqueta... Los que han llevado su afán crítico al punto de la disidencia, hacen, por el mismo hecho, una declaración de principios; en consecuencia, acrecientan la respetabilidad que tenían: la multiplican, de hecho, porque anteponen sus convicciones a sus intereses. Quienes, en cambio, se han limitado a buscar otras plataformas sólo para satisfacer sus ambiciones personales (o, peor aún, para refugiarse en cargos públicos al efecto de cubrir su incapacidad de ganarse la vida trabajando honradamente) sólo consiguen prostituir un oficio ya de suyo bastante desacreditado como es la política. Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones