Viernes, 26 de Abril 2024

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Por: EL INFORMADOR


LIBROS MUERTOS: Hace poco, un joven amigo de uno de mis hijos al ver el cúmulo de libros que cubren de piso a techo las paredes de una de las habitaciones de mi casa, tras hacerme la pregunta boba de rigor de si los había leído todos, me dio a entender que eso de conservar libros era como guardar cascajo, que las bibliotecas constituían un estorbo inútil, pues el libro acabará pronto siendo considerado un cadáver de papel. “Mire —me advirtió con aires de superioridad—, el libro impreso ya está siendo substituido por el texto electrónico, y muy pronto serán comunes pequeños “ibooks” en los cuales se podrá almacenar y traer a mano no sólo todo lo contenido en esta biblioteca, sino en otras mil”.

YO AMO A GUTENBERG: Quizás tenga razón, pues según he oído, las ciencias avanzan una barbaridad, y aunque yo, como miembro del partido de los pobres vejestorios no entiendo mayor cosa al respective, me vale, ya que si en verdad un día alguien podrá cargar en el bolsillo una biblioteca, yo no cometeré tal herejía, pues juro que continuaré tan apegado a mis libros tal como lo han estado todos los bibliófilos y bibliófagos desde el siglo XV hasta nuestros días; y no cambiaré lectura de página impresa por pantallita tembleque, con la cual por cierto no me hallo.

PLACER INALIENABLE: Y tampoco, a mis años, estoy como para andar mudando de hábitos, y por nada renunciaría al placer solitario de apoltronarme en mi rincón, encender la lámpara incandescente, calarme las antiparras, abrir un libro y ponerme no a leer, sino a vivir lo que página a página me va ofreciendo cada autor y cada obra. ¿Qué artilugio podría substituir la sensación de convertirme en cómplice de los pensamientos, sentimientos, fantasías y sueños de cada escritor? ¿Cómo voy a deslumbrarme con las joyas que sólo se pueden hallar escarmenando el filón de ideas y el lenguaje de un Cervantes, un Quevedo, un Borges o un Rulfo, si no es pasando y repasando, humedeciéndome el dedo, las hojas de sus libros? Ya sé que nada dura siempre, pero para mí los libros tienen aún larga vida; y si no pudieron acabar con ellos ni el Index, ni la SS Inquisición, ni las hogueras, ni las fantasías de Bradbury, mucho menos lo harán los aparatitos electrónicos.

JOSÉ LUIS MEZA INDA / Escritor.
Correo electrónico: meza_inda@hotmail.com

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