Lunes, 16 de Junio 2025

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— Pataletas

Por: EL INFORMADOR

¿Qué tendría que pensarse de un paciente que, en plena operación, súbitamente se levantara de la plancha, clamara por un agente del ministerio público, y, mostrando los destrozos a que estaba siendo sometida la que en la jerga de barandilla denominan “su economía corporal”, exigiera tomar nota de su denuncia formal en contra del cirujano “y sus cómplices” por los delitos de asociación delictuosa (para empezar), lesiones, daños y perjuicios, y los adicionales que pudieran resultar...?
—II—
Es, toda proporción guardada, el caso de algunos comerciantes del primer cuadro de Guadalajara. A la vista de los destrozos a que están siendo sometidos pavimentos y banquetas, del ruido de los taladros, del polvo que continuamente se levanta, de las incomodidades que todo esto genera para viandantes y automovilistas; de que el tiempo pasa y lo más que se ha conseguido es el ofrecimiento de la autoridad municipal, de tratar de concluir estas labores en sendas etapas de dos y cuatro meses, ya algunos “terceros afectados” decidieron emprender acciones, por la vía jurídica, contra la comuna. Algunos ya promovieron amparos. Otros amenazan con querellarse ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos...
En teoría, en un Estado de Derecho, es perfectamente posible intentar que el dedo de la justicia apunte en contra de la autoridad. En la práctica, en cambio, sucede lo que aquí ha sucedido: que tanto jueces como visitadores ante los que se pretende interponer las quejas, tienen el sentido común necesario para advertir que las obras implican un perjuicio temporal, es cierto, pero a cambio de un beneficio duradero. Algo que los quejosos, evidentemente, no captan... o fingen no captar.
—III—
Las pataletas están condenadas a quedarse en estériles manifestaciones de histeria... Lo más preocupante, por tanto, no es lo que puedan conseguir con sus rabietas actuales. Lo más preocupante es el mensaje que están mandando, más que a la autoridad —tan pasajera como las molestias que causan las obras—, a la ciudad en pleno: que con ellos —su generosidad, su civismo, simplemente su visión empresarial— no se cuente para poner la casa común a la altura del esfuerzo que actualmente se realiza para devolverle la dignidad que alguna vez tuvo.

JAIME GARCÍA ELÍAS

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