Jueves, 28 de Marzo 2024

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- Cinismo

Por: EL INFORMADOR


POR JAIME GARCÍA ELÍAS




Por lo demás, la convenenciera "disculpa light" del día siguiente a la estridente "mentada" con que la patética caricatura de cacique que anda por ahí hizo saber a los ciudadanos el respeto que sus críticas (e incluso sus madres) le merecen, carece de credibilidad porque no está respaldada por señales de que hubo --como todo buen católico sabe--, amén de la confesión, arrepentimiento sincero por los pecados cometidos..., y, sobre todo, propósito de enmienda.

Mientras no se advierta un genuino afán de reconstruir, paso a paso, en los casi cinco años que aún le quedan a la administración, lo mucho que ya se estropeó en los primeros 13 meses, el saldo seguirá siendo negativo. Al margen de las que eventualmente realicen los medios, las encuestas con que el propio Gobierno acostumbra tantearle el agua a los camotes, confirmarán, seguramente, lo obvio: que los ciudadanos no sólo perdieron la confianza en el gobernante: también le perdieron el respeto.

-II-

Por lo pronto, al margen del revire a la tristemente célebre "mentada", surgen las preguntas: ¿tienen que quedar impunes las ofensas del gobernante? ¿Está inerme el gobernado ante sus ineptitudes? ¿Qué utilidad práctica tienen marchas, quejas, denuncias y demás protestas ciudadanas?...

Los mendaces son hábiles para burlar las trampas que la ley, eventualmente, pudiera tenderles: es lo que llaman "oficio" político. Empero, aunque en la generalidad de las sociedades sigue siendo utópica la moralización de la política, en la práctica hay vías para avanzar en ese sentido. Una de ellas sería la auténtica división de poderes: que el Legislativo, sobre todo, cumpla, cuando es menester, su papel de "freno y contrapeso" de las acciones del Ejecutivo. Otra, la participación popular en todas sus formas, y especialmente si se institucionalizan figuras como el plebiscito que eventualmente confirma o revoca mandatos, y el referéndum que avala o repudia decisiones trascendentales del gobernante. Una más, la creación de mecanismos que eliminen --o reduzcan, al menos-- la triste calidad de indefenso vasallo en que el ciudadano se encuentra con respecto al gobernante...

-III-

Mientras eso no suceda, seguirá siendo burla al ciudadano, literatura barata y expresión de cinismo del gobernante, la hueca frase ritual: "Y si no, que el pueblo me lo demande".

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