Domingo, 16 de Junio 2024
México | PUNTO CIEGO POR GABRIELA AGUILAR

Caracoles imaginarios

¿A poco no recuerda el furor que provocó hace algunos años ''la baba de caracol''? Ésa que quitaba manchas del rostro

Por: EL INFORMADOR

Gabriela Aguilar.  /

Gabriela Aguilar. /

No sé a usted, pero cada que veía el comercial en televisión de una mujer llorando, contando al público que fue abandonada por su marido en plena luna de miel porque tenía unos kilos de más y que gracias a unas “maravillosas” pastillas bajó de peso y recuperó al exigente hombre, me provocaba escozor y una sensación lo más cercana a Linda Blair en “El Exorcista”.

Para empezar, si llegas a la luna de miel es porque te casaste o decidiste compartir la vida con alguien que te ama y aprecia lo que eres. El hombre ¿se dio cuenta cómo era su mujer físicamente hasta entonces? Peor: el “spot” televisivo muestra la foto del compañero sentimental en cuestión y así que uno diga, ¡qué bárbaro, qué galán y qué varita de nardo! Pues francamente no.

 Sin embargo, recreaciones de este tipo son utilizadas por los vivales de la publicidad para ayudar y solapar a todos aquellos —productos o negocios— que quieren lucrar con la salud y desgracia de las personas con la fórmula maravillosa que los hará sentir guapos, atractivos y exitosos.

Esta semana, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) informó —y me parece que se tardó en hacerlo— del retiro de más de 250 productos “milagro” que hacen precisamente lo que le comento, vender a costa de lo que sea suplementos que sólo los responsables de su fabricación, y no las etiquetas, saben qué contienen.

Ayer, el delegado federal de la Cofepris, Miguel Ángel Toscano, me decía que hay quienes ya están amparados para poder continuar en el mercado, pero aun con esos largos procesos legales que le esperan a la dependencia, los sacarán lo antes posible de circulación. Y entonces ¿qué cree que harán? Seguro buscarán otras formas de obtener dinero fácilmente, detectarán otras necesidades entre la gente y tratarán de satisfacerlas de la misma y sucia manera. Es un ciclo.

¿A poco no recuerda el furor que provocó hace algunos años “la baba de caracol”? Ésa que quitaba manchas del rostro. Los encargados de su distribución en Guadalajara decían que los caracoles los traían de Chile y eran “cuidadosamente tratados” para tal fin.

Eran caracoles imaginarios, porque nunca pudieron comprobar su existencia. Esa empresa se esfumó con sus dueños.

Muchos de los productos que se pide retirar cuentan con supuestos permisos de salubridad, ¿nadie corrobora en la Secretaría de Salud la efectividad de los mismos? Estas seudo compañías se auxilian de profesionales de la publicidad para hacer comerciales al lado de “artistas” con el objetivo de que pase por la mente del futuro cliente la frase de “si a ella o a él le funcionó ¿porqué a mi no?”.

Estamos frente a un caso de fraude y extorsión. ¿Quién les permite continuar? Además de las autoridades, nosotros, al comprar y consumir sus mágicas fórmulas ¿no lo cree?

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