El cultivo de berries se triplicó sólo en cinco años. Según la Subsecretaría de Planeación del Gobierno del Estado, eso ha permitido que la exportación de frutos del bosque supere los beneficios económicos del tequila: producto emblema del suelo jalisciense.Entre 2012 y 2017, el cultivo de fresa, arándano, frambuesa y zarzamora pasó de dos mil 182 a seis mil 646 hectáreas. La meta proyectada es que antes de que termine el año se alcancen las siete mil 918.En 2017, la venta de berries a otros países rebasó con 55 millones de dólares las ganancias reportadas por la exportación de tequila. Ese crecimiento ocurrió, entre otros factores, gracias “a las condiciones climáticas y de suelo favorables”, expone la Asociación Nacional de Exportadores de Berries (Aneberries).Los principales municipios productores de frutos son Zapotlán El Grande, Jocotepec, Gómez Farías, Zacoalco, Tuxpan y Zapotiltic. Desde allí, los países a los que principalmente exportan son Estados Unidos, Canadá y Holanda. Sin embargo, en años recientes se ha visto una expansión hacia los mercados asiáticos, en específico a países como Japón, Singapur y los Emiratos Árabes Unidos.Según el Servicio de Información Agroalimentaria Pesquera (SIAP), en 2015 cinco entidades concentraban la producción de berries en el país: Michoacán, Jalisco, Baja California, Puebla y el Estado de México. De ellos, Jalisco es el principal productor de frambuesa y arándanos, mientras que ocupa el segundo lugar en zarzamora, solo detrás de Michoacán.En 2015, Jalisco aportó 907.5 millones de dólares por la exportación de estos frutos, lo cual representó casi siete de cada 10 pesos del total nacional por su venta a los mercados extranjeros. De 2008 a 2016, las exportaciones en el Estado aumentaron más de cuatro veces.*Meta proyectadaCon ocho a 10 jornaleros por hectárea en promedio, el cultivo de berries en el Estado de Jalisco otorga trabajo a 70 mil personas, algunas de ellas procedentes de otros estados, principalmente del Sur del país. Los trabajadores se emplean en 27 municipios de Jalisco, en los que se cultiva alguna de esas frutillas: arándano, frambuesa, fresa y zarzamora.Tanto la Secretaría de Desarrollo Rural (Seder) como la Asociación Nacional de Exportadores de Berries (Aneberries) aseguran que los empleados del sector son de los mejor pagados del ramo agroalimentario, y cumplen con las especificaciones de ley respecto a evitar trata de personas y trabajo infantil.De acuerdo con Héctor Padilla Gutiérrez, titular de la Seder, los cultivos de berries han permitido “tener zonas económicamente muy dinámicas y hay una relación socialmente responsable, respetando las leyes laborales que tenemos y con empleos bien pagados”.La Aneberries cuenta con 28 empresas que engloban a 85% de los productores de frutillas del país. Aunque la organización no quiso dar a conocer los niveles salariales de los trabajadores, en 2017, Francisco Ortiz, de la firma jalisciense Berries Paradise, estimó que los empleados de mantenimiento reciben de dos a tres salarios mínimos diarios, y en cosecha de tres a seis.“Hacemos que los empresarios prevean los temas de vivienda, salud y compensaciones económicas, y estamos contribuyendo a que tanto ellos como los productores cumplan con las regulaciones nacionales y estatales de responsabilidad social, dictaminadas por la Secretaría del Trabajo”, aseguró el director general de Aneberries, Juan José Flores.El organismo también destacó que, al tratarse de frutos de alto valor, las berries son idóneas para ser cultivadas en superficies pequeñas, lo que abre oportunidades a pequeños productores regionales que son contratados por empresas para realizar labores de cultivo y cosecha bajo el modelo de uniones y asociaciones.Aunque no promueven la sustitución de los cultivos de agave por berries, autoridades y empresarios agrícolas señalan que el fenómeno se ha presentado por la decisión de los productores, quienes los cambian por otros que les reditúen mayores ganancias económicas.“Al final de cuentas, el dueño de la tierra determina qué cultivo le rinde económicamente, porque tiene que vivir de su actividad y establece el que más le reditúa”, indicó Héctor Padilla, secretario de Desarrollo Rural.Sin embargo, el funcionario considera que ni el agave ni las berries son siembras que se tengan que pelear, y pide trabajar con organismos como la Secretaría de Turismo, la Cámara Nacional de la Industria Tequilera (CNIT) y el Consejo Regulador del Tequila (CRT) para brindar incentivos a productores con el fin de mantener sus cultivos de agave, pues también representan grandes ganancias para el sector turismo.“No son dos actividades que estén peleadas, y habría que darle una mayor intensidad a la promoción de la cadena agave-tequila para establecer incentivos adicionales que permitan fortalecer a algunos municipios. Pero al final de cuentas dependerá de que al productor le represente cierto atractivo”, dijo Padilla.Por su parte, el presidente del consejo directivo de Aneberries, Diego Martínez, mencionó que una posible razón de la mudanza de productores a las berries es el tiempo de retorno de la inversión. Mientras el cultivo de agave representa ocho años, las berries arrojan ganancias económicas en 10 meses.“No promovemos el tema de quitar el agave, que quede muy claro. La decisión es del productor, quien finalmente busca sacarle un mayor valor a sus tierras”, señaló.En 2017, las exportaciones de tequila fueron superadas en 55 millones de dólares por las del sector de berries.Aunque 97% de las exportaciones de berries, valuadas en mil 941.6 millones de dólares, se enfocan a Estados Unidos y Canadá, la Asociación Nacional de Exportadores de Berries (Aneberries) ya planea conquistar otros mercados, especialmente Asia y Europa.“Buscamos ampliar nuestra ventana para poder abastecer no solamente en la primavera o el otoño, sino hacerlo más meses y en más países, ya que Jalisco tiene las condiciones para producir 10 de los 12 meses del año”, señaló Diego Martínez, presidente del Consejo Directivo de Aneberries.En su opinión, existen varios mercados potenciales y promisorios para las berries, como el de Japón, en donde ya se han colocado 700 toneladas de frutillas.“Otros que están crecimiento son Rusia y el Medio Oriente. Es muy interesante ver berries mexicanas en países como Qatar, Kuwait y algunas ciudades grandes, y también crecen en Malasia y Singapur”, indicó Juan José Flores, director de Aneberries.En principio, China pintó como un mercado alternativo para las berries, con expectativas de crecimiento hasta de 5% del total de las exportaciones mexicanas, pero los altos aranceles (25% más un 15% adicional) han encarecido el producto en el país asiático.“Hay que entender que China también es productor de berries, y por los tratados que tienen Chile y Perú con ellos con aranceles de tasa cero, tienen una ventaja que nosotros no”, explicó Diego Martínez.Los exportadores de berries planean instalar centros de operación para vender el producto en Singapur y Dubái, en los Emiratos Árabes Unidos. Según Aneberries, México es el quinto exportador mundial de frutillas y el primero en venta de zarzamoras, por lo que las expectativas son altas.“Las berries de México si son reconocidas por tener mucha calidad y mucho sabor. Entonces, cuando le ponemos a un consumidor una berrie de México respecto a otros países, suelen elegir la nuestra”, aseguró Martínez.Desde hace una década, el productor Agustín Medinilla Saldaña cultiva frambuesas en Jocotepec. El éxito de su iniciativa personal permitió a Agrícola Megafrut, su empresa, expandirse a San Isidro Mazatepec, donde trabajan con arándano azul desde hace dos años y zarzamoras a partir del año pasado.Medinilla asegura que el negocio le permite utilidades 30 a 40 por ciento superiores a las que arroja el cultivo de productos tradicionales como las hortalizas. Actualmente cuenta con 17 hectáreas, en las que emplea a 20 jornaleros fijos, y decenas de trabajadores eventuales en tiempos de cosecha.“Es un negocio que me ha permitido crecer, sobre todo en los últimos cuatro años, en temas de superficie. Porque la industria de las berries se ha comportado de manera sostenida, sustentable, y nos ha dado la oportunidad de invertir en el negocio sabiendo que el producto está vendido”, indicó el productor.Él vende sus berries a tres empresas intermediarias que, a su vez, exportan el producto. Así, las frambuesas de Agrícola Megafrut pueden comerse en Kuwait y Emiratos Árabes Unidos. “Me ha traído mucha felicidad ver mis frutas y productos en otras partes del mundo; es satisfactorio ver que mi trabajo se está valorando a nivel internacional”.Su principal reto es la falta de personal para cubrir vacantes para la cosecha, a pesar de ofrecer sueldos que van de 200 a 350 pesos por jornada laboral diaria. “Tenemos buenas oportunidades con prestaciones, servicios, y aun así nos estamos quedando cortos”, señaló.Finalmente, Agustín Medinilla asegura que la industria cumple con parámetros medioambientales y sanitarios básicos como el buen uso del agua, pues existe una “mala fama” al respecto.“Cada vez la tecnología avanza más en el cuidado de la manera en que regamos y fertilizamos. Tenemos sistemas de riego por goteo, cuidado de láminas de riego, la verdad no gastamos mucha agua y la cuidamos, porque sabemos que es necesaria para sostener el negocio”, dijo.
