Bogotá.- Los grupos guerrilleros de Colombia comienzan a renovarse y para ello reclutan cada vez a más niños, a quienes ofrecen desde comida hasta jugosos sueldos, en una práctica que se ha extendido del campo a las ciudades.Datos de la organización humanitaria Human Rights Watch (HRW) indican que uno de cada cuatro combatientes de los grupos armados colombianos es menor de 18 años, lo que ubica a ese país en los primeros lugares en reclutamiento infantil a nivel mundial.Aunque no existen cifras exactas de menores reclutados, grupos humanitarios estiman que en Colombia 14 mil niños están en las filas de organizaciones armadas irregulares.El 80 por ciento de ellos se encontrarían en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) o en el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la dos mayores guerrillas del país sudamericano.Los restantes en las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que en 2004 iniciaron un proceso de desmovilización a cambio de beneficios judiciales para sus miembros.Para el analista Luis Alfonso Fajardo, de la organización no gubernamental Asamblea por la Paz, las autoridades colombianas 'prendieron las alarmas' ante el creciente ingreso de menores a las filas de la insurgencia y el paramilitarismo en el último año.En su opinión, se trata de una 'reconfiguración de la estrategia de guerra, en la que el reclutamiento de niños en las ciudades es prioridad para los grupos en conflicto'.'Necesitan establecer una base de apoyo en las ciudades, en lo que parece ser un cambio de referente en el conflicto armado' interno que azota a Colombia desde hace 43 años, añadió en entrevista con Notimex el también académico de la Universidad Santo Tomás.Recordó que la señal de alerta la dio el concejal colombiano Alvaro Argote, quien denunció en marzo pasado el reclutamiento de jóvenes en zonas marginales de Bogotá, por parte de grupos paramilitares y de la guerrilla.La situación la estarían generando unos 10 mil reinsertados que se han asentado en sectores como Ciudad Bolívar y Altos de Cazucá, que bajo amenazas buscan incorporar a las filas armadas a sus habitantes.Para Fajardo, los irregulares aprovechan las condiciones de pobreza de los menores en el campo y las ciudades para vincularlos a la guerra, en calidad de combatientes.'Tenemos el caso de niños indígenas que aceptaron engrosar las filas de la insurgencia para asegurar la comida', comentó el docente universitario, que ha investigado el fenómeno de la violencia en las comunidades nativas colombianas.Fajardo previó un reclutamiento mayor de menores y adolescentes por parte de antiguos grupos de las AUC, si el gobierno del presidente Alvaro Uribe "no actúa con contundencia" ante su rearme en diversas zonas del territorio nacional.Un reciente informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) alertó sobre la formación de 22 nuevos grupos paramilitares en Colombia, de los que harían parte ex combatientes de las AUC.Según la Defensoría del Pueblo de Colombia, el fenómeno ya se percibe en zonas marginales de Bogotá, donde se han denunciado actividades de bandas paramilitares, incluido el reclutamiento de jóvenes.El escalamiento del conflicto armado ubica a Colombia en el tercer lugar en el mundo con el más alto número de niños reclutados para la guerra, después de Myanmar y República Democrática del Congo.Según Fajardo, el impacto mayor de este flagelo lo tiene la población indígena y campesina, que soporta de manera continua el reclutamiento de niños por parte de la guerrilla "en muchos casos por su resistencia física".Un ejemplo de ello es el departamento del Cauca, en el suroccidente colombiano, donde las FARC han reclutado en el último cuatrienio a más de 200 infantes, tras sacarlos de los resguardos indígenas.En lo que parece ser un cambio de estrategia de guerra, el fenómeno se ha trasladado de las zonas rurales a las urbanas, lo que ha disparado las alarmas de quienes trabajan en la protección de la niñez.La incorporación forzada de niños a los grupos armados irregulares, con edades que oscilan entre los 10 y 12 años, llevó a las organizaciones sociales del país a buscar caminos que permitan su regreso a la vida civil en condiciones dignas.Fajardo consideró que la falta de oportunidades y de apoyo en educación, recreación y cultura, factores que han ayudado al reclutamiento de los menores, deben ser objeto de un análisis profundo para frenar este fenómeno.NTX 30-04-08 IJALH
