Atentados de 2001 marcaron mayor alejamiento de EUA con Latinoamérica

WASHINGTON, D.C. (01/SEP/2011).- Los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Washington y Nueva York marcaron un mayor alejamiento de Estados Unidos con América Latina, que ya había comenzado con el final de las tensiones de la Guerra Fría, indicaron analistas.  

Estados Unidos abandonó "su visión de un continente integrado, de una comunidad de países de América Latina y América del Norte" tras los atentados y cuando terminó la amenaza de la Guerra Fría, dijo el presidente emérito de Diálogo Interamericano, Peter Hakim.  

Consideró que la llegada del republicano George W. Bush a la Casa Blanca, proveniente del estado fronterizo de Texas, generó expectativas para unos lazos más estrechos con la región, comenzando con México.  

"Pero el 11-S cortó cualquier iniciativa" y la relación con México "se enfrió muy rápido", manifestó Hakim.  

No obstante, Bush mantuvo su interés en la región con firmas de varios tratados de libre comercio (TLC), implementó la Iniciativa Mérida para la lucha antinarcóticos con México, impulsó la Cuenta del Milenio con la inclusión de América Central y lanzó el Plan Colombia para la lucha antidrogas.  

Esas políticas fueron continuadas por su sucesor Barack Obama, cuya victoria en 2008 dio esperanzas de una mayor integración regional, pero el nuevo mandatario tuvo que enfrentar mayores desafíos como la crisis financiera global y las guerras de Irak y Afganistán.  

"Obama no era Bush, fue bienvenido con mucho entusiasmo, pero la política no ha cambiado mucho" porque no ha habido una idea de crear una mayor integración, sostuvo Hakim.  

En tanto, los países de América Latina dejaron de depender en forma paulatina de Washington al fortalecer sus economías, diversificar sus relaciones exteriores, especialmente con China, y fueron testigos del crecimiento de Brasil como potencia emergente global.  

El experto sostuvo que América Latina no es un factor en la guerra contra el terrorismo, por lo que Estados Unidos está actuando con "menos fuerza" en la región.  

En ese sentido, Washington ha centrado sus relaciones con México y Brasil, mientras que con el resto de países lo hace cuando surgen situaciones de emergencia, como el terremoto en Haití, añadió Hakim.  

Ray Walser, de la organización conservadora Heritage Foundation, dijo que, tras los atentados del 11 de septiembre, se "quitó mucho espacio" a Estados Unidos en detrimento de la relación con Latinoamérica.  

Una de las razones de esa situación es que Washington debió destinar recursos para la creación del Departamento de Seguridad Interna (DHS) y para financiar las costosas guerras en Afganistán e Irak, aseveró.  

"Básicamente, sí, la influencia de Estados Unidos ha disminuido, se ha debilitado" en América Latina tras el 11-S, lo cual también ha contribuido a la todavía pendiente ratificación de los TLC con Colombia y Panamá y la falta de acción en materia migratoria, acotó.  

Manifestó que Sudamérica representa ahora la fuerza económica, ya que es donde están los mercados de las materias primas, lo que atrae mayores inversiones, por lo que el papel de Estados Unidos es ahora más económico que geoestratégico o militar.  

Por otra parte, Walser citó el caso de Venezuela, donde el gobierno del presidente Hugo Chávez se ha caracterizado por su discurso antiestadunidense.  

Por quinto año consecutivo, Estados Unidos puso a Venezuela entre los países que no colaboran en la lucha contra el terrorismo por la supuesta presencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en su territorio y su acercamiento con Irán.  

Asimismo, el informe del Departamento de Estado de 2010 sobre el terrorismo global, mantiene a Cuba como el único país de América Latina en la lista negra de países que apoyan el terrorismo por sus relaciones con las FARC y el grupo separatista vasco ETA.  

El ex subsecretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos durante el gobierno de Bush, Roger Noriega, ha criticado a Venezuela por su apoyo a 'narcoterroristas colombianos'.  

Según Noriega, la venezolana isla Margarita ha eclipsado la triple frontera que comparten Brasil, Argentina y Paraguay como refugio de operaciones del grupo extremista libanés Hezbolá (Partido de Dios) en la región.  

Sin embargo, el reporte del Departamento de Estado indica que "la amenaza de un ataque terrorista transnacional se mantiene bajo para la mayoría de países" de América Latina.  

Además, señala que se desconoce la existencia de células operacionales de Hezbolá o de la red Al Qaeda, aunque hay simpatizantes que dan apoyo moral y financiero a esos y otros grupos.  

El informe oficial indicó que los gobiernos de la región han tomado "pasos modestos" para mejorar las capacidades contra el terrorismo y fortalecer la seguridad fronteriza.  

Aunque advirtió que la corrupción, las débiles instituciones, la insuficiente cooperación entre entidades, la falta de legislación y la renuencia para asignar recursos necesarios ha limitado los avances en muchos países.  

No obstante, destacó que países como Argentina, Colombia y México, tomaron serias medidas de prevención y que Estados Unidos ha contado con la "sólida cooperación" en asuntos de terrorismo de sus socios en la región, especialmente a nivel operativo, de inteligencia, aplicación de la ley y asistencia legal.  

Doris Meissner, analista del Instituto de Políticas de Migración (MPI), afirmó por su parte que desde los atentados ha habido mucha más cooperación con México.  

Comentó que en el caso de otros países ha habido un mayor intercambio de información con respecto a los viajes y al mejoramiento en la seguridad de documentos como los pasaportes.