El paso del tiempo siempre ha cautivado al ser humano. Desde tiempos inmemoriales, la medición del tiempo ocupa un lugar importante en la vida diaria de las civilizaciones, muchas veces con interpretaciones diversas, simbolismos y cosmovisiones propias de cada lugar. Una constante fue la observación de las estrellas: desde la Tierra logramos detectar las variaciones en el firmamento, con el Sol como protagonista. Antaño, los observadores notaron que las diferentes posiciones del Sol en el cielo coincidían con los periodos de siembra y cosecha. Para medir este peregrinaje cíclico, encapsulamos este lapso bajo un concepto: eso que ahora llamamos “año”.Otra constante en las diversas civilizaciones ha sido la importancia que se le da a los comienzos y los finales, sobre todo cuando tocan temas tan vitales como el de la vida (más allá del nacimiento y de la muerte). Insertos en los diferentes calendarios que se han utilizado a lo largo de la historia, el fin de un año y el principio de otro siempre han sido un motivo para celebrar, y en desde esos festejos han nacido rituales que simbolizan el tiempo, los deseos y los propósitos de la gente.HOJEA EL SUPLEMENTO TAPATÍO AQUÍ