La EPA es la agencia de protección ambiental de Estados Unidos. Después de estudiar mucho, llegó a la conclusión de que Volkswagen es culpable de modificar dos aparatos que alteraban las emisiones originales de sus vehículos. La marca alemana recibió una multa de 120 mil dólares y vivió feliz y contenta por otros 41 años en la Unión Americana, hasta que unos investigadores de West Virginia, descubrieron que la empresa germana lo hizo de nuevo, ahora con los vehículos diesel y usando software. El obvio escándalo que se desató ya produjo pérdidas en el valor de las acciones de VW por más de 20 mil millones de euros y la renuncia de su Jefe Ejecutivo, Martin Winterkorn. Los medios, en su gran mayoría ávidos por los taquilleros escándalos, hablan de debacle y de la pérdida de la confianza del consumidor no solo de la marca, sino incluso de Alemania como país. Particularmente pienso que no es para tanto.El episodio narrado anteriormente sucedió en 1974 e involucró a 25 mil vehículos. En la ápoca era algo de muy grandes proporciones, aunque sin las dimensiones de hoy, mucho menos con la capacidad de difusión de hoy en día. Pero sentó un precedente.Quien esté en este momento rasgándose las vestiduras en contra de los alemanes, tal vez se tranquilicen un poco o se indignen aún más con la especie humana al saber que en 1995 ocurrió lo mismo con General Motors, que fue obligada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos a corregir 470 mil vehículos Cadillac que también lograban burlar los controles de emisiones. Hubo una multa por 11 millones de dólares y en total la trampa le costó 45 millones de dólares a la empresa estadounidense.El sentido común haría pensar que la industria para ese entonces hubiera aprendido la lección, pero no. Tres años más tarde, Ford Motor Company y Honda fueron considerados culpables por crímenes similares. Honda tuvo que pagar cerca de 270 millones de dólares para resolver el asunto, incluyendo ofrecer garantía de bajas emisiones en sus autos por 14 años o 240 mil kilómetros. Ford resultó culpable de hacer lo mismo en 60 mil vans Econoline, lo que terminó costando a la empresa más de ocho millones de dólares.Los que cuidaron los centavos y olvidaron los pesosEn la gran mayoría de las industrias -y la automotriz no es una excepción- ideas que impliquen ahorro son con frecuencia premiadas con más entusiasmo que cuando se encuentra un avance que resulte más costoso. Incluso cuando esas ideas no son exactamente legales. Porque los “cuenta chiles” presentes en todas, parecen no tener la capacidad de entender que las trampas tarde o temprano se descubren y sale más caro corregirlas que el beneficio que lograron con el ahorro.En 2002, el entonces Jefe Ejecutivo de Mitsubishi Motors Corporation, Katsuhiko Kawasoe, fue llevado a prisión por las autoridades japonesas por haber escondido defectos en camiones de la marca que llegaron a causar muchas muertes, siendo la más conocida la de un señora y sus dos hijos que regresaban a casa cuando fueron investidos por una rueda que salió de un camión Mitsubishi.Ford y Firestone terminaron los años 90 involucrados en un escándalo que provocaba que los neumáticos traseros de las Explorer estallaran, con la natural volcadura del vehículo y varios muertos y heridos a consecuencia. La llantera terminó siendo apuntada por los tribunales como la culpable. En 2009 Toyota sufrió con sus aceleradores que se atascaban bajo condiciones específicas, lo que afectó a 7.5 millones de automóviles. El punto álgido de los llamados a revisión llegó con General Motors, que el año pasado fue forzada a revisar más de 30 millones de vehículos en todo el mundo, algunos con más de 10 años de uso, por un problema con la llave de ignición que podía hacer que el vehículo se apagara en plena marcha y producir accidentes, fatales o no.Hoy, menos de un año después del problema de General Motors, casi nadie siquiera se acuerda del hecho. Lo mismo va a pasar con Volkswagen.Sí, el problema le va a costar muy caro no solo en dinero, sino en las pérdidas consecuentes de la confianza del consumidor, aunque esas, les puedo afirmar, van a durar solo un rato. Y es merecido que lo paguen. No hay justificación para cometer el crimen que cometieron. Pero que nadie piense que ese será el final de la marca, que sus coches perderán valor de reventa y el que público jamás los va a perdonar. Como todos los casos que ocurrieron en el pasado, reciente o no, el escándalo de la semana pronto tendrá la misma importancia que un periódico de ayer. Desafortunadamente la historia nos muestra que ni siquiera el inmenso costo que tuvieron que pagar todas antes y VW en el futuro inmediato, los hará aprender. Porque los hombres que se equivocaron antes pensando en el dinero y sus carreras antes que en las leyes y la humanidad, serán simplemente sustituidos por otros que terminarán pensando igual.
