Parece que ya hay consenso sobre el modelo de ciudades que queremos en Jalisco entre todos los liderazgos y sus bases de toda la sociedad: empresarios, medios, universidades, trabajadores, profesionales, activistas, etcétera. Consenso que hay que celebrar, pero sobre todo hay que poner en marcha la construcción de dicho modelo. Y también es relevante saber cómo se llegó al mismo para entender la gran oportunidad que tenemos ante la coyuntura política que representa la asunción de interesantes perfiles y equipos en los municipios más importantes del Estado.El consenso se fue fraguando desde hace años desde la ciudadanía (no desde los políticos) y sus liderazgos en contra de ocurrencias contrarias al modelo ideal, entre otras cosas mediante causas conjuntas que sólo fueron posibles por una cualidad que yo he observado mucho más acentuada en estas “tierras cristeras” que incluso en la Ciudad de México (lugar donde viví una decena de años y visito con frecuencia): la tolerancia. Además esa cualidad propició un diálogo formal e informal, en medios electrónicos, en la prensa, en los cafés y demás, que permitió intercambiar conocimiento y la formación de una opinión pública casi unánime con relación a los problemas de nuestras ciudades y su solución. En otras palabras, por lo que toca al modelo de ciudad que queremos, la jalisciense es una sociedad civil en lo general unida lo cual no es poca cosa.Por ejemplo, la integración del peatón y los diferentes medios de transporte; auto, autobús, motocicleta, bicicleta y tren ligero sin darle preeminencia a ninguno, pero con preferencias y límites bien establecidos y cumplidos y el fomento al peatón y la bicicleta ya nadie lo cuestiona. Igual ocurre con la necesidad de frenar la expansión hacia los lados de la ciudad y fomentar (cumpliendo con la ley, lo cual no aplica todavía) “el regreso al centro” y crecer para “arriba”. También con la necesidad de contar con mejores parques y jardines. O calles, banquetas o ciclovías de calidad. O camiones decentes.Decía que tenemos una enorme oportunidad, porque muchos importantes liderazgos de la sociedad que han participado desde la trinchera ciudadana durante años, han pasado a integrar gobierno con los nuevos presidentes municipales en puestos clave, lo que implica que —a menos de que cambien siniestramente de actitud— podrá haber una coordinación única entre los organismos de la sociedad y los gobiernos municipales.Pero no olvidemos que los ahora gobernantes tienen la mayor responsabilidad para no desaprovechar esta oportunidad. Si no logran crear gobiernos abiertos y eficaces —no falsos electoreros y engañabobos gobiernos dizque participativos con su ridícula y sin valor jurídico de su “revocación de mandato”— les sería imperdonable ya que una coyuntura política como ésta quizá nunca vuelva a ocurrir.Hay quienes se quejan de que el gobierno les robó a sus activistas o líderes. No hay de qué preocuparse, ya que nadie es indispensable y alguien ocupará su lugar. Por el contrario, esto es cosa buena.
