Jueves, 09 de Octubre 2025

LO ÚLTIMO DE Ideas

Ideas |

Una aproximación a las posadas de oficina

Por: Carlos María Enrigue

Una aproximación a las posadas de oficina

Una aproximación a las posadas de oficina

“Huele a Navidad / Sabe a Navidad” reza la letra de un conocido jingle tapatío. Y es que, acercándose el frío – aunque a mediodía estemos a 37 grados a la sombra – a uno le entra el jolgorio navideño y en cuanto pasa un auto con cuernos de reno (el animal, no el reclusorio norte) definitivamente ya se perdió toda compostura.

Pues bien, impregnados por nuestras raíces hispanas los tapatíos celebramos año con año las muy tradicionales posadas. Iba a decir que las celebramos religiosamente, pero la verdad es que a estas alturas del partido, las posadas tienen cualquier sentido menos el religioso. Si bien esto último puede espantar a la Cofradía del Santo Reproche en realidad no es tan trágico y, en lo que son peras o manzanas, el peladaje nos damos harto gusto festejando el avenimiento del aguinaldo y de las vacaciones invernales.

Sin embargo embarcarse a una posada de la oficina no es cualquier cosa, implica riesgos graves que pueden llegar a cosas tan serias como que se te catalogue como “prole” por los compañeros de trabajo. Por ello y en aras de facilitarle el transitar por estas celebraciones, hacemos de su conocimiento el sesudo estudio que han realizado escuelas como Yale, Cornell y la telesecundaria Mártires de Zacatepam.

Al respecto Usted, al participar en una posada de la oficina debe considerar los siguientes puntos.

(i) Organizadores. La elección del lugar nunca dejará satisfecho a nadie. Como todo en la vida, los pleitos por la posada empiezan como dos semanas antes de que se celebre ésta. Una de las razones principales es que nadie quiere echarse encima la joda de andar buscando lugares para la posada y a la única que le interesa hacer ese trabajo es fan de Julio Preciado por lo que siempre escogerá para el festejo un tejabán que queda como a cuatro horas y media en la carretera libre a Saltillo.

(ii) Intercambio. El segundo problema se da cuando se decide a hacer un intercambio de regalos. Y es que cuando ni siquiera se ha ido a comprar el presente ya para pronto Mari la de recepción anda quejándose que $75 pesos por persona es una cantidad estratosférica, que mejor hagan ellos mismos el regalo y así será más sincero.

(iii) Terceros extraños. Por alguna razón hay personas que creen que las fiestas son extensivas a sus compas, cuates, factores y dependientes. Por ello, y sin el menor reparo, no es raro que a la posada de “Autopartes Aguinaga” se presenten de cuatro a ocho personas que nadie conoce pero que no muestran el menor sentido de pudor a la hora de entrarle a los tequilas.
La reticencia a convidar a terceros normalmente no pasará de cuchicheos en los que se condena la gorreada pero en ocasiones ha llegado hasta los puños.

(iv) El briago. Con los alipuces inevitablemente Urquidi “el de sistemas” se pondrá hasta la madre de persa. Normalmente ese día Urquidi llegará con una sed de proporciones bíblicas y comenzará a beber cual cosaco para terminar perdiendo el control sobre su persona a las tres horas de comenzado el festejo.
En este punto normalmente ocurre cualquiera de las siguientes opciones: a) Urquidi le sigue empujando hasta que su sistema digestivo colapsa y termina arrumbado en un sillón en un estado lastimoso, siendo necesario hablarle a la mujer del jovenazo de 38 años para que lo recoja pues está tan ebrio que es peligroso mandarlo en taxi; o b) Urquidi se sentirá lo suficientemente gallo para empezar a tirar netas ofensivas al resto de la oficina, en especial contra aquellos que tienen cualquier posición de poder sobre él.

(v) Los amantes. Pili, la de intendencia, tan modosita que se ve, tarde que temprano se va a perder un rato con Jiménez de cobranza, esos dos llevaban desde marzo cachondeándose sin que haya pasado a mayores. Normalmente irán a dar una pequeña vuelta al jardín y ahí, en lo mero oscuro, se darán un agasaje que por nada y coopera para engendrar un nuevo habitante de este planeta.
Después de un rato, volverán haciéndose mensos a seguir con la posada, y no será sino hasta la siguiente vez que Jiménez vaya al baño que se dé cuenta que tiene la cara llena de los brillitos que Pili se había echado en el escote.

(vi) Lambiscones. La cercanía patrón – empleado potencializa el carácter servil de los lambiscones. Por ello en cuanto tenga chance el lame botas de Bermúdez estará presto para servirle su comida y su trago al patrón. Rápido para festejarle sus chistes y ocurrencias y pronto para censurar las conductas que él considera indignas de ser presenciadas por tan potentado patrón. Todo este servilismo hará que el patrón se quiera largar a la media hora para poder ponerse cuete con sus cuates donde nadie rinde pleitesía a persona alguna.

(vii) Amos de la rocola. Ya más entrada la tarde, y ya que se fueron los patrones, el vernáculo espíritu mexicano se hará presente. Menos del 5% de los asistentes a la posada formarán un bloque en torno a la rocola e impedirán a otros el elegir las canciones. Los integrantes de este 5% normalmente están como a 15 días de suicidarse, por lo cual la selección musical tiende a ser la más depresiva posible.

(viii) La stripper. Uno de los regalos navideños que dan las chicas que laboran en las oficinas es una calentada de miedo. Y es que, prendida con la variedad musical que incluye a lo más granado del mundo de la cumbia, no falta la damita que quiera provocar pensamientos lúbricos en el personal masculino de la empresa. De una manera por demás inexplicable, esta mujer habrá prendido a todos y cada uno de los muchachos y estará a nada de ser violada colectivamente justo cuando decide irse a su casa, dejando a la tropa con una sola alternativa para el after.

(ix) Los carroñeros. Estos seres suelen ser los más furtivos del festejo, y es que, mientras los demás festejan el avenimiento del Salvador poniéndose como frailes, “El Güero”, el contador de la oficina y quien normalmente tiene un ascendiente sobre el resto del peladaje, sigue con su mirada de águila el ir y venir de las botellas nada más para ver, al final del bailongo, cuáles se van a clavar para llevárselas a su casa.

En fin, en estas posadas no olvide que no es manda ponerse como animal pero si es que le toca ser de los gorrones en alguna posada de oficina aplique la sabiduría universal y hágase lo más menso posible.

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones