Qué es más novedoso: que un Papa salga en la portada de una revista de rock o que una revista de rock le dé la portada a un Papa, con un titular basado en una canción de Bob Dylan, The times are a-changin’? Sin duda las dos cosas son novedosas y hablan de cómo han cambiado los tiempos. O el rock ya no es lo que era, una manifestación de inconformidad y rebeldía contra el statu quo (si algo representa al establishment es la Iglesia Católica), o la Iglesia ya no es la misma, ensimismada y alejada del mundo. Dicen los sesenteros que el futuro ya no es lo que era antes, y podemos decir que el rock tampoco. El sentido de este movimiento musical ha cambiado no sólo hacia formas muy diversas de manifestación sino que los rockeros también han envejecido. Hoy en un concierto de los Rolling Stones hay más olor a puro que a mariguana, porque los que pagan por estar en primera fila son puro cincuentón con dinero que puede pagar boletos y puros caros. Pero más importante que el cambio en el rock es la mediatización de los símbolos religiosos, entre ellos el del Papa. Juan Pablo II fue el primer papa universal y con gran presencia en los medios masivos. Sus giras se transmitían en vivo y con altísimos ratings. No sólo despertó el fervor religioso, también el sentido mediático de una figura que antes vivía encerrada en el Vaticano. Francisco es un papa tan mediático como Juan Pablo II que ha entendido que la gran transformación de la Iglesia no puede venir de dentro hacia afuera sino desde el mundo real, desde lo simbólico a lo práctico. Humanizar la figura del Papa pasa en gran medida por desacralizar los símbolos que representa, bajarlo del trono de San Pedro para ponerlo en las sandalias del pescador. Estar en la portada de una de las revistas más influyentes de la cultura pop y de los jóvenes tiene la gran virtud de humanizar la figura del pastor, hacerlo de carne y hueso, pero corre el gran riesgo de mediatizar y banalizar al Papa como si fuera una figura del star system. No hay duda de que el riesgo está calculado por los asesores de Francisco y que éste ha tomado la decisión e ir en busca de los jóvenes a donde estén, pero también que ha decidido confrontar a su iglesia con su propia cerrazón haciendo lo que nadie había hecho.
