Y dice así el complemento: Cuando llorar no se puede. Es el título de la película producida en 1950 con la reafirmación artística del ídolo inolvidable, Pedro Infante, en la interpretación de un modesto maestro de escuela a quien la suerte conduce a la Ciudad de México, al encuentro del sofisticado ambiente cinematográfico.El argumento tiene el sustento del contraste entre el modesto pueblo, inserto en la pobreza y la realidad propuesta en la pantalla donde se forja la ilusión, prácticamente mágica, y obtener recursos que harán posible la obtención de mobiliario para el consultorio dental del padre de aquel maestro dedicado a instruir 28 alumnos de primaria. Cualquier comparación con la vivencia actual resulta irónica coincidencia con más de seis décadas.'También de dolor se canta' motiva y atrae el recuerdo de varias composiciones musicales inolvidables; entre ellas la participación destacada de Pedro Vargas formando dueto con Pedro Infante; Germán Valdez Tintan. Integran el elenco Oscar Pulido e Irma Dorantes con grupos artísticos renombrados en aquellos días.Sufrimiento y felicidad, realidad y fantasía, ingenuidad y malicia, humildad y riqueza crearon la fuerza de atracción en el público para integrar la llamada Época de Oro del Cine Mexicano que permanece imborrable aspiración para las nuevas generaciones dentro de la industria fílmica. Con atributos propios, películas como: También de Dolor se Canta resultan más que evocadoras y son motivadoras en el marco actual de la moderna tecnología, simultáneamente también, inductora del talento enfocado con inteligencia a enaltecer valores propios contemporáneos que marcan la ruta triunfal y memorable ante el espectador, cada vez también con mayor exigencia.Los cineastas de hoy cuentan con inducción a su inteligencia, capacidades propias e instrucción académica para convertir al cine en la herramienta motivadora de aprecio a la pantalla nacional con producciones mensajeras de motivación hacia la superación.Dios nos guarde de la discordia.