Jueves, 09 de Octubre 2025

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Soberbia e inercia en Zapopan

Por: Justino Severo

Amigo cercano de muchos años del gobernador Aristóteles Sandoval, Salvador Rizo Castelo fue un regidor de bajo perfil en su municipio y efímero diputado local pues pidió temprana licencia para incorporarse al “gabinete aristotélico” como secretario de Desarrollo Social y ahí despachaba sin mucho brillo cuando por indicaciones de Aristóteles lo designaron candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la Presidencia Municipal de Zapopan.

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Aún sin ser el más popular de entre quienes buscaban la candidatura priista a la alcaldía, “Chavita” inició como el favorito para lograr la victoria al jactarse el PRI de tener fuerte y aceitada “maquinaria de operación electoral” y, además, por conocerse encuestas de opinión que le marcaban una ventaja de casi 20 puntos porcentuales de intención de voto sobre sus principales oponentes, catalogados como débiles, como el abanderado del Partido Acción Nacional (PAN) Guillermo Martínez Mora, muy desgastado tras su derrota en 2009 como aspirante a la alcaldía y por su cuestionada actuación como funcionario estatal del ex gobernador Francisco Ramírez Acuña y ser un polémico diputado local, que acorde a su morfología, avanzada edad y aparente somnolencia permanente, era conocido con el mote de “Don Meme”, y el aspirante del PMC, Pablo Lemus Navarro, carente de toda experiencia laboral y política que además de poco simpático, era reconocido como “Pablito” por su baja estatura y escasa presencia social no obstante haber sido dirigente del Centro Patronal de Jalisco.

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Además de la ayuda que aportó al triunfo de los candidatos del PMC la “simpatía metropolitana” que género la campaña triunfal de Enrique Alfaro en Guadalajara, en Zapopan no fue tanto un triunfo de “Pablito” sino una clara derrota de “Chavita” y de quienes perdieron como aspirantes a legisladores postulados por el PRI, ya que en la debacle incidió fuertemente la mala selección de los aspirantes postulados por el PRI, los errores graves en diseño y operación de campañas, la apatía de muchos priistas en las tareas proselitistas en razón de inconformidad o rechazo a las llamadas decisiones cupulares en favor de aspirantes considerados como imposición, así como la pésima imagen del alcalde Héctor Robles que, emanado del PRI, se rodeó de un equipo ineficaz que generó deficientes resultados y el pueblo le cobró al PRI la factura por los múltiples desaciertos y las actuaciones veleidosas y con sobrada soberbia, más algunos asuntos manchados de corrupción e impunidad, debiéndose anotar otros factores importantes como la polémica integración de la planilla de candidatos a regidores con escaso atractivo para la sociedad y la agravante de la escasa o nula tarea electoral realizada por ellos; además de mala decisión en aspirantes a diputados, especialmente Susana Pérez y Abril Alcalá en el Distrito 6, así como Laura Haro y Elías Rangel en el décimo distrito, quienes por su nula aceptación entre el priismo y la sociedad “tronaron como ejotes”.

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Tras la derrota, el aún alcalde zapopano Héctor Robles ya se prepara para buscar empleo en alguna Universidad y “Chavita” deberá cumplir como coordinador de los regidores del PRI en Zapopan y quizá sea el próximo dirigente municipal de su partido.

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