La publicidad es un instrumento de la propaganda política; ésta se compone de un conjunto de herramientas, técnicas y procesos para orientar a la opinión pública en una ideología política, influir en sus decisiones y encauzarla para lograr los fines que se persiguen, que pueden ser muy variados como votos en las elecciones, la ejecución de obras públicas controvertidas, la reforma fiscal y otras legislaciones. La propaganda política utiliza los medios de comunicación a través de signos, operaciones y canales mediante los cuales no siempre se dice la verdad. Toda estrategia es válida: la mentira, la promesa, el halago, el auto elogio y otras trampas y embustes; es relativa y engañosa, es manejada por los poderes fácticos, básicamente el económico, representado por los grandes capitales y monopolios de los medios de comunicación y algunas religiones. Mediante la propaganda, se puede lograr el apoyo o la oposición a un Gobierno dependiendo de la información que se proporcione o de la ideología que se pretenda inculcar, algunas veces tan alejada de la realidad que se necesita conocer el grado de cultura de un pueblo para comprender cómo es posible que crean que un pajarito le cantó al presidente de Venezuela y que se trataba de un mensaje del finado Hugo Chávez; o bien, que la reforma energética es una traición a la patria mexicana. La realidad política mediatizada que recibe el pueblo de México está fabricada por los que controlan los medios de comunicación, por eso en las redes sociales se ha dicho que nuestros gobernantes son telegénicos (producto de la TV). La publicidad se utiliza para promover el consenso de determinados productos; en tanto que la propaganda se refiere a ideologías políticas, sin embargo, se ha prostituido la publicidad y ahora se utiliza con fines políticos; véase si no la cantidad de millones de pesos que gastan los gobernadores en sus tomas de posesión y presentación de informes anuales, como Manuel Velasco, Gobernador de Chiapas que difunde su informe de Gobierno a nivel nacional. Tenemos también el exceso de nuestro primer mandatario que no hay día que no esté presente en todos los noticiarios nacionales. Tampoco tenemos una idea de lo que nos cuesta a los contribuyentes toda la publicidad que se hacen los poderes legislativo y judicial, incluyendo la Suprema Corte. El Artículo 17 del Decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación, para 2014, previene que los poderes Legislativo y Judicial, los entes autónomos, así como las dependencias y entidades, podrán destinar recursos presupuestales para actividades de comunicación social, propaganda a través de la radio y la televisión siempre y cuando hayan solicitado en primera instancia los tiempos que por Ley deben poner a disposición del Estado las empresas de comunicación que operan al amparo de concesiones federales y dichos espacios no estuvieren disponibles en los espacios y tiempo solicitados. Hace algunos sexenios parte de los impuestos que pagaban los medios televisivos eran destinando 12% de su tiempo aire para usos gubernamentales, pero fue un regalo de la esposa del Presidente Fox, quitarles esa carga. Se requiere poner un freno a estos abusos; que se expidan leyes que limiten el tiempo y costo de la publicidad oficial y que se señale concretamente en qué casos se puede permitir y a qué autoridades. ¡Fuera del aire la publicidad de diputados y senadores!
