El que está por terminar ha sido un excelente año para la industria automotriz mexicana. Todos los números fueron positivos en producción, exportación y, principalmente, en el históricamente maltratado mercado interno. Este último rubro, un fuerte indicador de la salud financiera de la población, creció mucho más de lo que hubieran podido pensar las más optimistas proyecciones hechas hace 12 meses. Desafortunadamente ese crecimiento no se dio por el motivo que todos quisiéramos, pero a futuro la tendencia al alza de esta industria ayudará a levantar el nivel de vida de la población mexicana, es un hecho.De enero a noviembre las ventas de autos nuevos en suelo mexicano crecieron 18.8 por ciento. El acumulado de los primeros 11 meses es casi un récord histórico, con 1.190 millones de unidades comercializadas. Contabilizando diciembre las ventas irán a rebasar 1.3 millones de vehículos vendidos, lo que representa la mayor cantidad de automóviles desplazados en este país en toda su historia. Esto es muy bueno para todos, aunque genere algunas inconformidades.Como la previsión del crecimiento del mercado interno en 2015 era entre 4% y 5%, el hecho de que el aumento de ventas se haya acercado más al 20% tomó a la industria por sorpresa. Muy buena parte de esa perplejidad tuvo como consecuencia las listas de espera. Muchos autos tuvieron —y algunos aún tienen— que exigir del consumidor paciencia si quisieran comprar uno de ellos. Nissan, que sigue como líder absoluta de ventas en México con cerca de 26% de participación de mercado, fue de las que más vivió ese “problema feliz”. Adquirir una X-Trail significó esperar varios meses, mientras la marca negociaba con Japón un aumento del envío de ese producto a los distribuidores en toda la República. Hoy vive problemas similares con autos fabricados en suelo nacional como el March o la NP300.Más producción, competencia y mejor salarioNo es un problema exclusivo de Nissan, que ahora curiosamente tiene sobra de X-Trail en sus patios, porque ante muchos pedidos del público hubo muchos encargos de la marca, pero la gente no quiso esperar y se fue a la agencia de enfrente a comprar CR-V, CX-5 o Rav4, por ejemplo.Mazda también tiene aún dificultades para entregar todos los Mazda2 que quisiera el consumidor. Honda no pudo entregar tantos Fit como le hubiera gustado. La lista sigue y sigue para frustración de muchos que hubieran querido estrenar un determinado vehículo este año y tuvieron que conformarse con otro.Ese inesperado crecimiento tuvo otras consecuencias. Mostró las carencias de infraestructura del país incluso en detalles que pocos hubiéramos pensado, como las madrinas. Hoy los autos llegan a los puertos o salen de las fábricas y no pueden llegar a los distribuidores en el mismo tiempo que antes debido a la escasez de madrinas.Las inversiones en el sector no han terminado. Fábricas nuevas comenzarán a producir, como la de Kia en Nuevo León, que nos pondrá en el mercado el Forte y el Rio, al igual que el Hyundai Accent, que también tendrá pasaporte mexicano a finales de 2016. La Audi Q5 hecha en Puebla, la conoceremos en septiembre próximo. Otras fábricas serán anunciadas y una de ellas tendrá el Óvalo Azul de Ford estampado en su entrada, probablemente para producir el Focus 2018.Esa explosión de fábricas, muchas muy cercanas las unas de las otras como sucede en el bajío, está sembrando las semillas que harán subir los sueldos: la falta de mano de obra y la natural piratería de trabajadores. Un obrero o ingeniero que gana 10 en una determinada fábrica, sin duda irá a la de enfrente si le paga 11. Y las fábricas lo están haciendo ante la necesidad no sólo de mantener, sino de acelerar su capacidad productiva. Esto es una muy buena noticia para el trabajador mexicano, que verá mejorar su nivel de ingresos, tal como ocurrió a países que vivieron un escenario similar, por ejemplo Brasil o China. No sólo pasará en la industria automotriz, porque ésta generará una cadena que poco a poco esparcirá el beneficio a otros ramos económicos.Sí, 2015 fue un muy buen año para la industria automotriz mexicana, pero si 2016 no debe tener un crecimiento ni lejanamente similar —muchos calculamos en alrededor de 5 por ciento— sin duda será un año más en la dirección de esa mejora de capacidad adquisitiva, que muy buena falta nos hace.
