Jueves, 05 de Diciembre 2024

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Política de aguas negras

Por: Jorge O. Navarro

Política de aguas negras

Política de aguas negras

Las lluvias de esta temporada han causado, como siempre, afectaciones que van desde las molestias pasajeras en el tránsito vehicular hasta la pérdida del patrimonio de numerosas familias. Cosa curiosa: cada año el fenómeno sorprende a la gente, como si esperaran que repentinamente el poder de la Naturaleza modificara su comportamiento.
Más sencillo sería que el hombre atendiera las reglas inmutables de las fuerzas naturales, pero a la imprudencia de algunos se suma el pragmatismo político de autoridades que en principio, debieran atender los problemas y además, prevenirlos. Para muestra un botón de reciente factura: apenas la noche del sábado 9 de julio, una tromba concentró su potencia en varias colonias de Tonalá con resultados previsibles como inundaciones, pérdida completa de posesiones y hasta de las fincas mismas. Por fortuna, no hubo muertes, pero las autoridades del municipio declaran que hay cinco mil personas damnificadas. El presidente municipal Antonio Mateos Nuño anunció que solicitaría la declaratoria de desastre para este sector del municipio, a fin de que el Gobierno del Estado entregue apoyo económico a los damnificados; calculó incluso que se requieren 10 millones de pesos para reparar los daños. Como respuesta, el secretario general del Gobierno de Jalisco, Fernando Guzmán Pérez Peláez, rechazó la petición del alcalde y declaró públicamente que valorarán los daños antes de definir cómo y con cuánto ayudarán. Un asunto que comenzó como un problema social específico, se transformó ya en una controversia política. Mateos Nuño (un alcalde militante del PRI) le reclamó entonces a Fernando Guzmán (un funcionario que abiertamente busca la candidatura del PAN a la gubernatura) y además de retarlo a que visite la zona afectada, sugirió que hay favoritismos basados en la militancia política, pues los habitantes de Tlajomulco que sufrieron una situación parecida unos días atrás en San Miguel Cuyutlán, recibieron con rapidez el respaldo del Gobierno jalisciense. Ocurre que Tlajomulco es gobernado por Enrique Alfaro y éste lleva una relación evidentemente amistosa con el gobernador Emilio González. La deducción más simple es que Guzmán cuestiona y retrasa el auxilio a los tonaltecas para evitar que éstos interpreten que el mérito es de su alcalde y, por tanto, simpaticen con el candidato priista que competirá en la elección de 2012. Mateos Nuño, a su vez, evidencia el trato que se dio a la gente de Tlajomulco y apuesta porque en Tonalá condenen al Gobierno estatal panista. La de estas autoridades sería, en lenguaje de lluvias e inundaciones, una política de aguas negras, porque no resuelven las tragedias particulares de cientos de familias que perdieron lo que tenían y que viven entre lodos putrefactos, ni son capaces de una negociación mínima para avanzar por el estrecho camino de las soluciones. Con esa visión estrecha y partidista, ni el alcalde ni el secretario son útiles para resolver la dificultad acuciante. En lugar de soluciones para la inundación, echan más cubetadas de agua.

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