Jueves, 09 de Octubre 2025

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Plaza Gertrudis Bocanegra

Por: Vicente García Remus

Enseguida de un suculento desayuno bufet en la Posada don Vasco, nos dirigimos al centro. Un vistoso monumento de un líder purépecha nos detuvo a mirarlo, de pie sobre un alto pedestal, con túnica, y observando sobre su costado izquierdo; el pedestal de planta cuadrada, en cada lado relieves, manifestando aconteceres de su vida, como su árbol genealógico y su muerte, españoles sacrificándole, abajo una placa dice: “Muerte de Tangáxuan II, en Conguripo, a las orillas del río Lerma, por ordenes del sanguinario y ambicioso Nuño de Guzmán, el año de 1530. Mirad -dijo Tangáxuan al guerrero Ecuangari -el mal trato que me dan después de acogerlos en mi territorio y haber creído en sus dioses. Tomad mis cenizas y regadlas por mis pueblos para que guarden la memoria de su rey”. Del monumento recorrimos unas cuadras de casas rústicas y súbitamente se abrió el espacio, animado por frondosos árboles, por preciosos portales, por una bizarra fuente y por un cautivador templo: estábamos en la Plaza Gertrudis Bocanegra, rectangular, en el sentido norte sur, con andadores, jardineras, bancas, árboles y al centro una preciosa escultura de bronce, tres escalones suben al pedestal de planta rectangular y alto, la heroína de pie, con vestido largo y chal, con la boca un tanto abierta, como gritando: ¡Viva la independencia! Gertrudis Bocanegra de Lazo, oriunda de Pátzcuaro, nació el 11 de abril de 1765, se matrimonió con el alférez Pedro Lazo y tuvieron cuatro hijos, tres mujeres y un hombre. Esposo e hijo se sumaron a la lucha por la libertad, ambos perdieron la vida combatiendo por la ilusión de Dolores. Gertrudis no cesó de apoyar en lo posible a sus compañeros, los insurgentes, con dinero, armamento, remudas, alimento, y mensajes, con todo lo que estaba a su alcance. Realizó viajes para brindar su servicio al ejército libertador, el último fue al sur, y a su regresó fue denunciada por uno de sus colaboradores, los realistas la hicieron prisionera en su casa, le pidieron que revelara a los insurgentes con quien se vinculaba, y no pronunció ningún nombre, estando de por medio su existencia, fue fusilada el 10 de octubre de 1817 en la Plaza Mayor, y sepultada al siguiente día, en el templo de la Compañía de Jesús. Teresa Castello Yturbide, refiere: “Dicen que cuando ya la llevaban camino a su martirio, pasaron frente a la capilla del Hospitalito, pero no se le permitió entrar porque el recinto gozaba entonces del privilegio de inmunidad, como asilo sagrado, derecho que le había otorgado el obispo Luis Fernández de Hoyos y Mier en 1774. Así que doña Gertrudis tuvo que resignarse con encomendarse al Cristo de su devoción desde la puerta. Entonces era costumbre ajusticiar a los reos colgándolos o fusilándolos en el motecito que da a la plazuela de San Francisco, pues antiguamente estaba allí una piedra con argollas llamada ‘la Picota’, donde sujetaban a los delincuentes para azotarlos; pero a ella la ejecutaron en la Plaza Mayor, al pie de un fresno que todavía se conserva. Lo hicieron ahí para escarmiento de sus seguidores…”. Ocupamos una banca para admirar la estatua, luego apreciamos las fincas aledañas: por Francisco Iturbe, ”que reconstruyó con sus propios recursos la Parroquia, y cedió otras cantidades para mejoras de la misma ciudad”, anteriormente, calle de las Campanitas, unos comercios y seis balcones; enseguida el Portal de Lerdo, con puestos de antojitos, enchiladas, pozole, sopes, gorditas, atole, canela y buñuelos, un recurrido portal, después hay un balcón grande de madera y tres balcones con elaborada forja. Por Libertad, la fabulosa biblioteca pública, antes, templo de San Agustín, el teatro, espacio que ocupó el convento agustino, a un lado, el restaurante San Agustín del Hotel la Parroquia. Por Mendoza, el colorido mercado con toqueras, uchepos de elote, brevas, tamales de harina, pescados, flores, artesanías y muchas otras cosas. Le sigue la Posada San Agustín, con balcones corridos en su esquina, adjunto el Portal Juárez, tres balcones sobre seis arcos, adelante se asoma el Hotel de la Concordia, portal con columnas dóricas, cinco arcos de medio punto sobre capiteles dóricos. Por Regules, un portal de igual nombre, seis columnas redondas dóricas, seis balcones, corresponden con el Hotel Casa del Refugio, luego está un portal con dos columnas redondas dóricas, tres balcones arqueados, y obedecen con el Gran Hotel, hablando de hoteles, se evoca el “Hotel Mercado”, en la esquina está la peculiar Pila el Torito. La plaza, en la época colonial, se conoció como Plaza San Agustín y posteriormente se le nombró Plaza Gertrudis Bocanegra, aunque realmente se le denomina Plaza Chica, en relación con la Plaza Mayor.

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