Viernes, 26 de Julio 2024

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Paliativistas

Por: El Informador

Por: Pablo Latapí

¿Qué es exactamente morirse? ¿En qué consiste la muerte?

Es una pregunta brutal porque no tiene respuesta.

Todos mueren, todos vamos a morir. Médicos y enfermeras ven gente morir todos los días y nadie sabe exactamente qué pasa desde el punto de vista de quien finalmente muere. Hay quienes lo definen como “dejar de vivir” o “dejar de tener signos vitales”, pero definir algo por lo que no es resulta tan ocioso como decir que es “dejar de comer pizzas” o “dejar de ver futbol”. Y las demás teorías como “la luz al final del túnel” no dejan de ser meras especulaciones. Nadie ha regresado de la muerte para explicar con lujo de detalles qué pasó y qué sintió al morir.

Y el tema muerte se relega; como escribe la religiosa Susana Lúa, en la sociedad moderna, basada en principios de ciencia y acumulación de bienes, la muerte y todo lo que ella recuerde —dolor, enfermedad, vejez, discapacidad— se oculta; no cabe en el espacio de los vivos.

Por ello vale la pena acercarse al mundo de los “paliativistas”.

Siendo yo un absoluto ignorante en la materia, en las últimas semanas he tenido la oportunidad de participar como moderador en programas de televisión y radio sobre lo que se conoce como Cuidados Paliativos, o Medicina Paliativa, y hemos platicado precisamente con médicos, enfermeras, religiosas y psicólogos, y reconociendo que nadie tiene una respuesta convincente a la pregunta “¿Qué es morirse?”, el tema resulta fascinante.

Para empezar, y a diferencia de la tanatología que se auto define como “el arte del bien morir”, los paliativistas se definen como “el arte de bien vivir, mientras llega el momento de la muerte”, y se enfoca a todos aquellos que se encuentran en el umbral de la muerte, sea por edad o por una enfermedad terminal, y a sus familiares, de tal forma que procuran una buena calidad de vida para todos ellos en ese tránsito final. Aunque nace con profundo contenido religioso, hoy los cuidados paliativos son diversos, y reconociendo su carácter integral, son incluyentes a cualquier credo, e incluso a la ausencia de credo.

Pensando en enfermos con cáncer, aislados y sufriendo dolores tremendos, su primer combate es al dolor, y se vale utilizar todos los recursos a la mano empezando por la morfina. Pero también buscan disminuir la angustia que genera la falta de certeza sobre lo que viene con la muerte; ¿cuantas personas mayores conocemos que al sentirse al final de la vida tienen mirada de angustia? Y las más de las veces, es la preocupación por lo que va a pasar con quienes se quedan vivos a su alrededor.

Y los paliativistas lo consiguen: reducen el dolor, aprenden a convivir con los estados de ánimo del enfermo y sus familiares, y resultan una sabia compañía al momento de la muerte y después.

Por ello bien vale la pena acercarse al medio de los paliativistas, con grandes aprendizajes, con un enorme respeto por la muerte, y sobre todo con reflexiones que tienen que ver con la vida de todos los días, el “buen vivir”, que a fin de cuentas es nuestro camino también hacia la muerte, porque ¿no somos todos al final enfermos terminales?
 

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