Puede que, de toda la mitología nacional, de mis episodios favoritos lo sea la gesta de la defensa de Chapultepec por mucho que se busque, año con año, poner las cosas en una perspectiva de riguroso sentido histórico y se pierda el enfoque que aportan los mitos como el que festejamos.Y es que si bien es debatible aún la existencia de todos y cada uno de los cadetes, lo que es innegable es que hubo varios jóvenes que, ante un escenario claramente adverso y que no presentaba prácticamente ninguna posibilidad de éxito, decidieron quedarse a defender el castillo por más que sus superiores les habían liberado de tal obligación y podían marcharse sin que ello constituyera deshonra alguna. Aún así, cerca de cincuenta muchachos prefirieron quedarse a jugarse la vida contra el invasor.Los moños de la historia, si eran niños o no, si fue útil o no su resistencia, si murieron parapetados tras colchones o detrás de una puerta, eso es lo de menos. Lo fundamental es el desapego que estos jóvenes mostraron pues repito, muchos de sus compañeros abandonaron la escuela sin que nadie los viera menos, la gracia de todo el asunto radica precisamente en ello, nadie se los hubiera reclamado.Cuestión interesante sería el haber seguido la pista del resto de muchachos que huyeron o cayeron presos de los americanos, pues únicamente se sabe de Miguel Miramón quien continuaría una exitosa carrera de las armas siendo presidente de la república durante la Guerra de Reforma.Así, y continuando con una particular fascinación mexicana por los personajes derrotados, cada 13 de septiembre honramos la memoria de personas que, sin ser particularmente relevantes en términos históricos, terminan por fundar parcialmente nuestra imagen de país, siendo figuras a venerar por su desprendimiento.Igualmente, parece que olvidamos que nos llevó a perder una guerra que bien se pudo haber ganado, y que buscamos cómo replicarlo en cada disputa política, y es que la desunión y falta de sentido de patriotismo no es un problema que haya venido con la modernidad, sino uno del cual los distintos enemigos de la patria han venido aprovechándose prácticamente desde la independencia.Por ello, cada que tengamos oportunidad de crear consciencia del deber, cada que podamos establecer mejores ejemplos debemos aprovechar la oportunidad y, si bien poner los asteriscos debidos en la comprensión de la historia, no por ello desdeñar los valores que los mitos aportan al ideario nacional.
