Lunes, 21 de Octubre 2024

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NAFTA sin carretera

Por: El Informador

Por: César de Anda

La presencia del primer ministro de Canadá, Stephen Harper, y del presidente Barack Obama, esta semana, es uno de los eventos que envía señales más claras al interior de los tres países y lo mismo al resto de las economías del mundo.

Es muestra del respaldo internacional que el Gobierno de México ha logrado en el primer año de gestión y sobre todo el respeto de sus principales socios comerciales, exclusivamente por la agresiva batería de reformas que han sido presentadas al Congreso de la Unión.

Sin embargo, la cumbre tendrá una factura cara. Obama y Harper no vienen a Toluca porque sea un lugar muy atractivo para visitarse. Nada más lejos de esa ilusión. Es la forma más clara de dar un espaldarazo al Presidente Peña Nieto, pero con una exigencia muy definida para que la limpieza de la casa en materia de seguridad se haga sin postergar más, verbo y gracia, Michoacán.

Como acción inédita en la historia reciente, se debe entender el nombrar a oficiales de enlace con el centro, en la práctica un gabinete alterno en Michoacán. Eso es simplemente un verdadero “hostile take over” (adquisición hostil) por parte del Gobierno federal. Pero, lo más probable, solicitado por la misma sociedad michoacana.

México no debe perderse en la coyuntura, que, por cierto, se está agravando, sino ser mucho más propositivo con sus socios regionales. Después de 20 años de TLCAN, los resultados son en general positivos, pero es el momento de dar pasos a una mayor integración. Y al mismo tiempo resolver temas inconclusos, como la eterna negativa de los sindicatos de transportistas americanos para aceptar que entren a su territorio vehículos y choferes mexicanos. Concluir los desesperantes trámites sanitarios para que alimentos mexicanos, como la mayoría de cárnicos y el huevo, puedan entrar a los mercados norteamericanos. Buscar con Canadá un acuerdo bilateral en materia agropecuaria, que no se tiene, ya que algunos temas quedaron excluidos de la negociación trilateral.

Ahora que se está hablando de darle una nueva cara a la frontera Norte al consolidar su integración como región fronteriza con proyectos binacionales, como el aeropuerto Tijuana-San Diego, que será un hito y abrirá las puertas de Oriente, se debería volver a promover el proyecto de la carretera NAFTA, que une a Manzanillo con Winnipeg. La carretera está funcionando: es la que pasa por Guadalajara y Los Altos y llega a Laredo. Lo que falta es reconstruirla con las especificaciones de los “freeways” norteamericanos. Además de agregarle estaciones de servicio, proveedores de alimentos, talleres, hoteles, cada determinados kilómetros. Seguridad y comunicación digital en todo el trayecto. Y la planeación de parques industriales con sus respectivos recintos fiscales estratégicamente diseminados desde Colima y Jalisco y hasta Nuevo León. En forma práctica, es la construcción de una plataforma de comunicación y comercio que una a los tres países, tendiendo un puente común. Una simple “tablita” en la que, al subirte, sientas la seguridad de la “salvación”. Jalisco debería enarbolar esta propuesta. Eso sería acercarse al progreso con visión de Estado. La carretera NAFTA, otra de las grandes apuestas de México.

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