A Don Rogelio Hugo Ramírez Martínez (+)A unos cuantos días de finalizar el año y un ciclo de nuestra vida, Jalisco y México pierden a un hombre de gran valía, orgulloso de su origen arandense y de ser producto del esfuerzo diario; empresario, creador, ingenioso, maestro y extraordinario charlista, que gracias al tesón y las cualidades que el Creador deposito en él para su desarrollo logró crear una “doctrina” de trabajo en su familia y la empresa Manufacturera Dental Continental, la más importante exportadora en su género y líder en América Latina.Me quedó debiendo Don RogelioLa última vez que hablamos fue por la vía telefónica —hace cosa de un mes—, porque ya no estaba yendo a su oficina, producto de un fuertísimo tratamiento en busca de contrarrestar un mal que le aquejaba, mismo del que le auguré se repondría pronto y podríamos retomar nuestras largas conversaciones a las que me había venido acostumbrando, sin embargo, su respuesta fue contundente: No Cuauhtémoc, este es un mal irreversible que me lo busqué durante mi larga vida de fumador, así es que ahora asumo las consecuencias y voy a ver hasta cuando resisto, pero mi médico me ha dicho que es cosa de meses.Me dieron ganas de conocer a su afamado médico para decirle que a un ser humano no se le dice eso —y otras cuantas linduras que se me vinieron a la cabeza en cuanto colgué el auricular—. Pero no, reflexioné y me di cuenta de que había hecho lo más acertado, sobre todo tratándose de un hombre de carácter fuerte, disciplinado y seguramente con muchos detalles que tendría que ordenar para que sus familias (la de su hogar y la de su empresa), siguieran adelante con igual o mayor éxito una vez que dejara de estar bajo su égida.En esa última ocasión sólo conversamos durante cosa de una hora, sabedor de que se encontraba enfermo, no quise abusar de su tiempo y energías, porque además me prometió que pronto me presentaría los primeros borradores de su próximo libro, mismo que ya había empezado a trabajar conjuntamente con Alfonso Campollo, ingeniero de profesión, publirrelacionista de corazón y amigo de tiempo completo de cuanta persona le necesite.“Ya tendremos oportunidad de sentarnos a comer e intercambiar puntos de vista, me dijo, para luego agregar, porque México nos necesita a todos, y si queremos salir adelante, no nos queda de otra que trabajar igual o más duro, pero todos, sin simulaciones, con honestidad, sin ponerle peros a la vida y tratando de que el bienestar llegue a los más que se puedan”.Su presencia física nos va a hacer falta, pero su “doctrina” ahí está. Un fraterno abrazo para su familia.Descanse en paz Don Rogelio.