México nos necesita (Segunda de tres partes)

En consecuencia es que ahora México nos necesita para concretar la lucha planteada, en donde con fortuna, de acuerdo a informes del propio Mandatario de la Nación, nos acercamos a un mayor dinamismo del crecimiento económico, comenzando por la estabilidad en los principales indicadores macroeconómicos, incluidas reservas internacionales por encima de los 130 mil millones de dólares, junto con la histórica tala regulatoria (reducción en aranceles y eliminación de más de la mitad de normas), así como multimillonarias inversiones en materia de infraestructura para el desarrollo (5% del PIB), aunado al sano equilibrio en las finanzas públicas, con baja inflación y menos intereses. Adicionalmente a la trascendente inversión en capital humano, desde la educación y la capacitación tecnológica, comenzando por la creación de 91 nuevas universidades y centros formativos tecnológicos (811 nuevos bachilleratos), desde donde se gradúan más de 90 mil nuevos ingenieros y técnicos por año, indicador superior a Alemania, Canadá y Brasil; al margen de la certificación de competencias en profesores y el mejoramiento en infraestructura educativa sin precedentes. De igual manera, la consolidación del Estado de derecho, a través de combatir, confrontar y capturar a los criminales, de la mano con la reorganización y fortalecimiento de las instituciones de seguridad pública, así como el reforzamiento en la prevención de la delincuencia, a través de la educación, la salud y el deporte. Ciertamente muchos han sido los frutos cosechados en los últimos cuatro años y medio, pero más aún son los retos que enfrentamos hacia los próximos 18 meses que restan a la actual administración federal, en donde sin duda alguna, las mayores urgencias se encuentran en las reformas pendientes en materia laboral, fiscal, política, energética y de seguridad, entre otras, que se encuentran en manos de los integrantes del Poder Legislativo, mientras que en el Judicial, la demanda se encuentra en mayor equidad y eficiencia de sus procesos. Es así como México necesita de la conjunción de esfuerzos por parte de todos sus poderes públicos (no tan sólo el Ejecutivo), así como de todos sus ciudadanos (no sólo de los que comparten ideas y acciones con el partido gobernante), para responder a sus legítimos anhelos de progreso y desarrollo. No olvidemos que México tiene prisa de concretar esfuerzos y cosechar resultados que premien los profundos sacrificios emprendidos desde el pasado primero de diciembre de 2006, y éstos se traduzcan en una mejor calidad de vida para todos, en la firme esperanza de que lo mejor está por venir.