Por Jorge Flores Kelly Los datos duros sobre México son un ancla para tener una idea de la realidad que guarda el país y sirven para ir más allá de nuestras percepciones respecto a lo que acontece. Muchas veces vemos una brecha importante entre lo que dicen los datos duros y la realidad. Así que la pregunta obligada es ¿por qué los datos duros en lugar de aclararnos nos llevan a mayores discusiones respecto a la realidad del país? La primera razón tiene que ver con que no todos los datos duros son tales -aunque así se presenten- y alimentan nuestras percepciones y nos alejan de la realidad. Existen muchos datos que parecen duros y que no son otra cosa que promedios ponderados de encuestas de percepción ciudadanas, expresadas en un índice. Otra variante son aquellos índices en que mezclan datos duros y encuestas de percepción, que acaban ofreciendo un resultado similar. En ambos casos lo que se genera es una referencia circular pues le alimento mi percepción al índice y después recibo de regreso mi propia percepción que me valida el resultado del mismo. Así que el componente de objetividad que proporciona el dato duro desaparece y se convierte en mi propia percepción. Por ejemplo, el Índice de Competitividad del Foro Económico Mundial (WEF) es el mejor ejemplo de este caso que usa tanto estadísticas con encuestas de percepción aplicada a ejecutivos. Una segunda razón es un cambio en la forma de medir lo mismo. Durante la década pasada el Gobierno Federal (GF) cambió la forma de medir la pobreza. Ésta se venía midiendo en forma consistente con la medición internacional aceptada de línea de pobreza, en la que las personas que ganan/consumen menos de cierta cantidad diaria se consideran pobres. Al adoptar una medición multidimensional a la que se agregan vulnerabilidades por carencias en aspectos como acceso a educación, salud, y servicios, el número de pobres en México aumentó. La famosa cifra de los 52 millones de mexicanos en la pobreza se refiere a mexicanos que tiene algún tipo vulnerabilidad de acuerdo a esta definición de pobreza, 41 millones según medición de la CEPAL ó 15 millones por línea de pobreza. Al respecto, justo esta semana el INEGI anunció que cambió la forma de medir la informalidad -empleando una medida más estricta que la de la Organización Mundial del Trabajo (OIT)- y automáticamente el número de mexicanos en la informalidad pasó de 14 a 29.3 millones. Si esto lo vemos desde otro punto de vista al cambiar la forma de medir la pobreza y la informalidad y hacer la medición más estricta que la internacional, se hace evidente el gran compromiso que tenemos como país con atender ambos temas. Eso habla de nosotros como país. Así que cuando se trata de datos duros, percepción y realidad, la recomendación para tener una base de comparación que nos dé la mayor claridad es: 1) verificar que el índice sea de datos duros, no de percepciones, 2) ver la consistencia en la medición en el tiempo y 3) comparar mediciones equiparables "peras con peras". Ver a los datos y compararnos de forma que nos dé poder para hacer una diferencia, ya sea como ciudadano, vecino, emprendedor, funcionario público, etc. Finalmente, es para hacer una diferencia por México y llevarnos al siguiente nivel para lo cual estamos aquí y ahora los mexicanos.