La futura construcción de la Línea 3 del Tren Ligero de Guadalajara es, sin duda, uno de los hechos urbanos más importantes de estos años. Y, por lo mismo, la información pública sobre el tema debería ser amplia y precisa. La también llamada línea diagonal irá, como se sabe, desde el Periférico y la carretera a Tesistán, en Zapopan, pasando por el corazón del Centro de Guadalajara, cruzará por San Pedro Tlaquepaque y rematará en las inmediaciones de la Central Camionera Nueva, ya cerca de la cabecera municipal de Tonalá. Su impacto afectará, directa e indirectamente, a millones de habitantes de la ciudad. El proyecto se ha desarrollado desde la Ciudad de México y se ha manejado con poca difusión. Es extraño que no se conozca con amplitud y que los interlocutores institucionales y privados no hayan podido, o querido, manifestarse sobre sus particularidades. La infraestructura costará más de 17 mil millones de pesos de dinero público, de la gente. Algunas de las preguntas pueden ser: ¿Hay un programa urbano que absorba y aproveche los impactos de la Línea 3? ¿Se aprovechará para consolidar corredores de mayor densidad y mezcla de usos, beneficiando a la ciudad con la gran plusvalía de la inversión? ¿O pasará lo mismo que en las líneas 1 y 2, en donde nunca se previó este tema con graves consecuencias? ¿Cómo se resolverá el tema de las estaciones en el Centro tapatío? ¿Cómo se mejorarán los entornos de las proyectadas estaciones del Santuario y de Catedral? ¿En esta última, se respetará integralmente el proyecto patrimonial de la Plaza de los Laureles de Ignacio Díaz Morales y se revitalizará y utilizará con inteligencia el sótano de esa plaza que, de paso se podría reanimar comercialmente y con servicios? ¿Se ha cuidado el proyecto de los tramos elevados de manera que el diseño de la infraestructura aérea tenga la máxima calidad arquitectónica y visual? ¿Se instalarán piezas de concreto parecidas a las lamentables “ballenas” que han arruinado mucho del paisaje urbano del Distrito Federal? ¿Alguien se ha tomado el trabajo de revisar, en este sentido, el trabajo de, por ejemplo, Norman Foster? ¿Así como habrá que librar el puente con el que Circunvalación pasa por arriba de Ávila Camacho, se salvará el puente patrimonial —o sea, que no se puede demoler— de Fernando González Gortázar que está a la altura de Plaza Patria? ¿Ya consultaron, los responsables de la obra, con dicho arquitecto para buscar una solución? ¿Cómo se repondrá el arbolado perdido a través de todo el trazo, cómo está prevista la jardinería inferior? ¿Cómo será la arquitectura de las estaciones? ¿Ya que la mayoría del trazo será aéreo, se ha previsto cuidar en todo momento la imagen urbana y al mismo tiempo aprovechar positivamente las vistas que tendrán los pasajeros sobre la ciudad? ¿Hay un estudio puntual de cada estación, su arquitectura y su conexión con los entornos en que se ubiquen? ¿Se ha considerado aprovechar su impacto y la concentración de usuarios para generar nodos de servicios y actividad cívica? ¿O solamente tendremos aglomeraciones de comercio informal? ¿Qué tanto saben sobre el proyecto los mismos responsables de Siteur? ¿Cuándo podremos, instituciones, organismos intermedios y particulares conocer integralmente el proyecto y poder opinar e influir, como es nuestro derecho, sobre su resolución? Estas son apenas algunas preguntas sobre la Línea 3. Los medios oficiales jaliscienses (y federales) tienen la responsabilidad de informar ampliamente al público. No se puede ni dilapidar ni desaprovechar semejante gasto, tal esfuerzo de la ciudad.