Los despachadores se roban entre 10 y 15 litros de gas y después los venden a quien se quiere “ahorrar” unos pesos. Ambas partes logran escribir un capítulo más de la corrupción que impera en el país. Los repartidores de gas estacionario en una empresa gasera —tan solo una— aprovechan lo que se acumula en la manguera de la pipa y que no contabiliza la máquina, para buscar quién les compre esos litros y así concretan el famoso “manguerazo”.Si las dos partes están de acuerdo con el “negocio” el chofer va y surte las veces que sea necesario porque cada que despacha gas a un cliente, la cantidad en la manguera se vuelve a acumular. Mínimo tienen 30 pedidos al día. Según los registros de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Gas en diciembre de este año el precio del kilo o litro de gas en Guadalajara se publica en 14.15; el manguerazo cuesta la mitad. Pero la corrupción no empieza aquí. Ocurre con el ingreso de los trabajadores a la empresa porque conocen que los kilos o litros que dicen surtir, no son los que la gente paga. Saben que las pipas están calibradas para surtir el 80 por ciento y hacer creer que vendieron el 100. Entre más alto y alejado del cliente esté un tanque estacionario, mejor para la gasera porque habrá menos quejas, incluso identifican que el sector con mayor desventaja en todos sentidos es el de la tercera edad, difícilmente manifestarán una inconformidad y mucho menos subirán a constatar el porcentaje que presenta el tanque.Existen tres tipos de clientes: los que no se quejan, los que manifiestan su disgusto al recibir el servicio y los que consideran como conflictivos, para la empresa claro, porque son los que reclaman hasta el cansancio que surtan lo que pagan. Aunque antes de cualquier reclamación los atenderá el departamento de supresión de fugas a justificar lo ocurrido con la existencia de una fuga o que quizá se tenga que lavar las válvulas del tanque. Ahora imaginemos cuando existe un contrato. La pipa llega cada “cierto tiempo” y el habitante de la casa o dueño de negocio, como las tortillerías, se limitan a pagar. Aquí es más probable que reine el descontrol sobre lo que se dice surtir. Un repartidor de gas gana en promedio mil 200 pesos a la semana, más comisiones. Éstas inician cuando rebasa el número de pedidos diario y también cuando tienen clientes con manguerazo.Los detalles aquí expuestos se dieron en una charla con un ex trabajador de conocida gasera, surgieron a mi ingenua pregunta sobre el supuesto robo al surtir. Él me contestó: “tú quéjate y no dejes de hacerlo, sólo de esa forma te pueden hacer caso, si no, busca la forma de ahorrar… se puede”.