El museo del Louvre abrió el 16 de abril una exposición con el título de 'La epopeya de los reyes tracios: descubrimientos arqueológicos en Bulgaria'. La muestra incluye piezas extraordinariamente bellas* y su propósito es llamar la atención sobre una cultura escasamente explorada pese a su presencia, desde la edad de hierro hasta la antigüedad tardía, en el entorno inmediato de una civilización tan bien documentada como la griega. La región que en el mundo antiguo se denominó Tracia se extendía desde el mar Egeo hasta el Danubio, y del mar Negro al río Estrimón; hoy en día es un territorio a caballo entre Bulgaria, Grecia y Turquía. Sus habitantes, que se agrupaban (o dividían) desde el siglo VIII aC en más de cuarenta tribus, aparecen mencionados por vez primera en Heródoto, quien afirma que esa nación es, “después de la de los indios, la más importante del mundo. Si tuvieran un solo rey y si pudiesen entenderse entre sí, serían invencibles y, según yo, mucho más poderosos que todas las naciones”. También Jenofonte, Tucídides y Diódoro de Sicilia hablan de los tracios, y algunos de sus reyes figuran en las obras de Homero. Orfeo, el héroe mitológico, y Espartaco, el rebelde de la época romana, son también de procedencia tracia.Sin embargo, los historiadores todavía saben poco sobre los tracios, y los arqueólogos apenas comienzan a descubrir los tesoros de una cultura suntuosa, brillante, compleja y misteriosa. Hay inscripciones en lengua tracia en que se usa el alfabeto griego, pero aún no se ha encontrado la piedra de Roseta para descifrarlas. A falta de eso, la exposición del Louvre intenta acercar al espectador a la historia, la vida cotidiana y el papel importante que desempeñaron los tracios en el mundo antiguo junto a sus vecinos escitas, griegos y macedonios, y los intercambios que sostenían con culturas tan lejanas como la persa y la egipcia, según reflejan las piezas expuestas.Los más de 1 660 artefactos de la muestra constituyen a los hallazgos más recientes de los arqueólogos búlgaros y se remontan a los siglos del V al III aC. Las tumbas exploradas corresponden a la época del antiguo reino de los odrisios, cerca de la actual población de Kazanluk, en una zona conocida como el Valle de los Reyes. La exposición permite ver cómo la cultura tracia tuvo una identidad propia y original; su aristocracia guerrera supo fomentar, aprovechando múltiples influencias exteriores, un arte y un artesanado de enorme refinamiento.Las antigüedades tracias se distinguen por su exquisita orfebrería. Los reyes odrisios rivalizaban en opulencia con sus vecinos, los herederos de Alejandro de Macedonia. Pero sin duda la pieza más extraordinaria de la muestra sea la cabeza de bronce del rey Seutes III, una escultura de tamaño natural, a la vez humana y sobrehumana por su fuerza expresiva; sus coloridos ojos de alabastro tienen una singular intensidad. El monarca fue enterrado con su corona de oro, su armadura, copas y vasos y hasta un juego de dados de vidrio. *http://www.lefigaro.fr/histoire/evenements/2015/04/15/26009-20150415ARTFIG00300-la-mysterieuse-epopee-des-thraces-se-devoile-au-louvre.php