El autor de la canción “It’s the most wonderful time of the year” sin duda debía tener un buen cargo en la administración pública mexicana, y es que más allá de bonos navideños, prestaciones y demás trácalas que ellos mismos se autorizan, navidad representa la certeza de que lloverán cientos de regalos por parte de los lambiscones que engrosamos las filas del infelizaje y que creemos que, por haber dado un Kiss gigantesco, tendremos derecho durante todo el año que viene a pedir cualquier favor gubernamental por irregular que sea.Ante tan evidente error, se ha considerado por diversas asociaciones de burócratas que es necesario se establezca alguna especie de tabla que clarifique y cuantifique el derecho que adquiere el gobernado – sobornante que tan desinteresadamente renunció a los romeritos navideños con tal de llevarle su canasta al burócrata que ha estado bloqueando su trámite.Así, le aportamos la siguiente información para que se desengañe y sepa qué le va a alcanzar con la mordida que dio este año:(i) Dulces. Muy socorrido el llevarle dulces al funcionario cuando usted tiene muchos trámites en diversas dependencias y el gastar en canastas, chupe u otras cosas supone que su oficina – que a duras penas paga a tiempo la renta y el internet – se quede sin lana para sueldos de aquí a mayo. Así, uno se quita el cargo de consciencia que supone el no haber dado nada creyendo equivocadamente que eso le servirá de algo, cuando por muy agradecido que sea el interfecto, solamente se ahorrará un maltrato la próxima vez que se de una vuelta a ver como va su asunto.(ii) Dulces hechos por usted mismo. Si usted de plano se quiere enemistar con el burócrata que lo esté atendiendo, no deje de regalarle esta navidad un dulce hecho por usted mismo, del cual evidentemente posteó fotos en Facebook para que los demás vea lo hacendoso que es.Entre las opciones que puede regalar destacan los fruit cakes como el menos apetecido de los dulces.(iii) Alcohol. Un clásico que sin duda le asegurará la amistad de Zermeño el de certificaciones es regalarle un pomo. Ante esto hay dos posturas, la primera, regalarle a nuestro héroe lo que de común bebe que será algo similar a un Bacacho, regalo en el que importa más la cantidad que la calidad por lo que se valora de sobremanera regalar una patona; por otro lado, hay quien afirma que conviene regalar una botella cara aunque al sujeto no le guste, pero que, en ánimo de sentirse elegante ante su familia y amigos le permitirá colocarse en un plano de superioridad social que le permita justificar su desprecio hacia ellos.(iv) Alcohol de marcas inexistentes. Una tradición cada navidad es ver circular por la ciudad unas botellas cuyas marcas no conocen ni quienes lo producen, en especial, tequilas con etiquetas super cuchas que, al momento en que uno las regala a los funcionarios, suelen ser recibidas con una cara que muestra frustración y desconfianza, pero que, a la hora de la hora, en especial cuando están festejando la posada de la oficina, suelen ser destapadas sin el menor miedo a la ceguera.(v) Canastas navideñas chonchas. Regalo de ricos, nada abre tantas puertas como una canasta choncha de alguna vinatería respetable – Mr. Baco evidentemente no entra dentro de esta categoría – y le garantizará a usted una serie de favores ilegales en tanto dure ese año, esa administración pública o en lo que tuerzan al funcionario que anda dando usos de suelo que no corresponden al plan parcial.(vi) Compraventas de inmuebles sin interés. La reina de reinas, nada como celebrar un contrato privado de compraventa con reserva de dominio con la vieja de algún funcionario en el cual le venda a plazos algo padre, digamos una casa muy grande y muy fresona, pero que el regalo consista en que no le cobre interés alguno durante todo ese tiempo y que lo más seguro es que ni le haya cobrado el capital.Ese regalo lo hace el mero mero hasta en tanto no se lo ventilen.
