Tal como el resto de sus llamadas reformas estructurales, Enrique Peña Nieto trató de vender la energética como una reforma que dejaría maravillas para el país: la promesa que más se recuerda es que con la reforma energética bajarían los precios de los combustibles (gasolinas y diésel) y de la energía eléctrica. A tres años de aprobada, la reforma energética es un completo fracaso en cuanto a esta promesa.En lo que va su sexenio, el litro de gasolina Magna ha aumentado casi 35%, la Premium se ha elevado 31% y el diésel, más de 25 por ciento.La otra promesa, que quizá se recuerda menos, es que Peña Nieto prometió que con la reforma energética habría más empleos y mejor pagados en la industria petrolera.Pero a partir de la vigencia de la reforma energética en 2014, en Petróleos Mexicanos (Pemex), se habrá despedido a 24% del total de empleados que tenía la paraestatal. En 2014 Pemex tenía 153 mil 085 trabajadores, y para el siguiente año se contempla una plantilla de apenas 116 mil 601 trabajadores, es decir, 36 mil 484 plazas menos en apenas cuatro años.La mayoría de los despidos son promovidos mediante un agresivo plan de jubilación anticipada que se ofrece a los sindicalizados. Sin embargo, los despidos en la industria petrolera son mucho mayores según han denunciado los integrantes de la Unión Nacional de Técnicos y Profesionistas Petroleros (Untypp), pues además de las jubilaciones anticipadas o plazas no repuestas entre sindicalizados, hay un recorte masivo de trabajadores contratados por outsourcing o de personal transitorio.Silvia Ramos, secretaria de estudios de la Untypp, explicó que cerca de la mitad de los 85 mil trabajadores que tradicionalmente contrataba por outsourcing ahora han quedado sin empleo. En tanto, de los 50 mil integrantes del personal transitorio, apenas cinco mil han sido contratados este año. El despido masivo de trabajadores sindicalizados, por outsourcing y transitorio está causando una grave crisis social en varias regiones que históricamente han dependido de la industria petrolera, como Coatzacoalcos, Veracruz; Ciudad del Carmen, Campeche y varias localidades de Tabasco, señaló Silvia Ramos de la Untypp.Decenas de miles de familias en esas regiones petroleras se están quedando sin empleo, afectando de modo grave la economía regional, pues muchos sectores productivos dependían de los ingresos de los trabajadores petroleros.Esta devastación económica y social que se está presentando en varias regiones antes petroleras del país es apenas otro aspecto que confirma el tremendo fracaso de la reforma energética. Falta por detallar el gran fracaso que significa el desmantelamiento premeditado de Pemex y de la industria petrolera nacional para volver a pasar ese sector a las grandes corporaciones petroleras privadas que fueron expropiadas en 1938.La reforma energética, contrario a lo que ofreció Peña Nieto, ha sido un fracaso rotundo para la mayoría de la sociedad en este país, pero no así para algunas empresas privadas nacionales y otras muy pocas extranjeras que se quedarán con tres cuartas partes de la industria petrolera y energética nacional gracias a las privatizaciones impulsadas por la reforma energética peñista.