Viernes, 26 de Julio 2024

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La piñata y el cochinero

Por: Diego Petersen

La piñata y el cochinero

La piñata y el cochinero

Nuestros políticos son como niños en posada: se avientan a la piñata a agarrar dulces, pero no quieren recoger el cochinero. El manejo del famoso crédito que se discute en el Congreso ha sacado lo peor de nuestra clase política. ¿Cómo le hicieron para que un supuesto acuerdo haya dejado a todos enojados?, o dicho de otra manera, ¿cómo y qué acordaron para que una declaración del ex candidato a gobernador, Enrique Alfaro, haya puesto a todos a patinar?

Las cuentas son más o menos así. Al Gobierno del Estado le urge renegociar el crédito quirografario por mil 400 millones de pesos, porque si no se paga antes del día 21 de enero Jalisco cae en incumplimiento y pierde aún más la calificación crediticia, lo cual en términos llanos significa que la deuda nos cuesta más a todos. Los mil 400 millones es deuda ya contratada, que no pasó por el Congreso, que podemos estar de acuerdo o no con ella e investigar a quien se tenga que investigar por el ejercicio de esos recursos, pero que lo que más nos conviene es renegociarla a largo plazo y con autorización del Congreso. Hay otros 400 millones que son deudas con proveedores que el Gobierno tiene que pagar, sea la administración que sea y a los dos, el que entra y el que sale, les conviene dejarlo arreglado. Hasta ahí la suma da mil 800 millones. ¿Cómo llegamos entonces a la cifra de tres mil 200?

La explicación que dio el secretario de Finanzas, Martín Mendoza, es, por decir lo menos, ocurrente. Porque si, como dice el señor, se movió dinero de otras partidas para pagar la fiesta, son cosas que ya se dejaron de hacer. El símil sería una pareja que para hacer los 15 años de la hija gasta de más, porque el suegro y el padrino le dijeron que le iban a mandar lana. A la hora de los trancazos el suegro (el Gobierno federal) mandó de menos y el padrino (el Ayuntamiento) se hizo como que la Virgen le hablaba. Para sacar la fiesta don papá de la quinceañera se endeuda con las tarjetas, le debe al de la música y dejó de comprar un montón de cosas, le cortó el “chivo” a la vieja y no le cambió el coche. Su contador le recomienda renegociar su deuda, contratar un crédito más barato para pagar las tarjetas y proveedores, y su mujer le dice que ya que va a pedir prestado de una vez pida suficiente para pagar todo lo que dejaron de gastar por la fiesta. La decisión dependerá de la capacidad de pago de don papá.

La única explicación posible para pasar de los mil 800 millones a los tres mil 200 o a los dos mil 400 que se aprobaron es dejarle al Gobierno entrante suficiente liquidez para que opere con tranquilidad. Si ese es el acuerdo y no hay riesgo, adelante, pero ahora sí que nos digan en qué se va a gastar ese dinero. Dicho de otra manera: si van a romper la piñata, háganse cargo del cochinero.

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