Lunes, 21 de Octubre 2024

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La pillobancada

Por: Sergio Aguirre

La pillobancada

La pillobancada

En medio del aquelarre que se traen nuestros políticos locales, principalmente los legisladores y en especial los panistas, ha ocurrido un milagro: por fin se elimina la partida más indecente, la de las llamadas casas de enlace que en realidad significaban un sobresueldo injustificable y una ficción disfrazada de contacto ciudadano. Y no podía ser de otra manera. Muchos lo señalamos desde un principio: esa partida debía desaparecer para utilizar ese recurso para mejorar la situación financiera del congreso y despedir a funcionarios inocuos (que no sirven para la tarea legislativa que merece un Estado como Jalisco).

Como se recordará, ante la crítica pública de la existencia de esa situación, solo un par de legisladores decidieron no tomar esa manzana envenenada renunciando de plano al recurso. Otros optaron por regalar el dinero a sus clientelas en especie, otros medio montaron oficinas pero la mayoría simplemente se lo embuchacó. Luego, ofrecieron transparentar las cuentas y solo un puñado lo hizo más o menos bien, provocando incluso unos  con algunos comprobantes un penoso ridículo: bubulubus, tampones, etcétera.

Por la incomodidad que les ocasionó a algunos “hacedores de leyes” las críticas por sus papelones y las presiones de tanto llamamiento a la cordura,  una mayoría de casi todos los colores decidió desaparecer la exigencia de entregar cuentas (obligación que de por sí, casi nadie cumplía). Quedaba claro el núcleo duro de los integrantes de lo que llamaré la pillobancada, —que es (espero) una reminiscencia de las pillolegislaturas previas— ganaban recursos para ellos pero perdían ante la opinión pública y muchísimo.

Luego recularon ante una virulenta reacción de la opinión pública (no hay borracho que coma lumbre) y de forma paralela y sorpresiva se conformó una alianza legislativa, el llamado G10 (que en todo caso se debió hacer en caso de representar mayoría) que dio el pretexto a sus malquerientes para tacharlos de escindentes y alfaristas (a los panistas) y de paso hacer ruido para ocultar la buena nueva y a sus portadores: ya no habrá casas de enlace, a pesar de la pillobancada.

En todo caso, e independientemente del desenlace de esta tragicomedia de culpas, lo importante es que esa bancada se mostró y más que claramente.

Algo de justicia

Muchas felicidades a la Barra Mexicana Colegio de Abogados, A.C. (BMA)  y en particular a mi amigo y colega ejemplar José Mario de la Garza Marroquín, por cuyos eficaces oficios se logró finalmente la libertad de la señora Esperanza Reyes, encarcelada durante años —y como si de reo peligroso se tratara recluida hasta en las Islas Marías— por haber pagado sin percatarse con un billete de 100 pesos falso un cuaderno para su hija y carecer de una defensa adecuada.

Otro ejemplo de la desproporcionada dureza de nuestro sistema contra los menos fuertes pero que contó para llenar la estadística de “delitos resueltos”. Pero con buen final.
 

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