Martes, 13 de Mayo 2025

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La oración en familia

Por: El Informador

Por: María Belén Sánchez

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Este tema ha sido siempre un renglón privilegiado y muy recomendado, ya que siempre se ha insistido en que “la familia que reza unida, permanece unida”.

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Y así como los alimentos se comparten mejor en familia, tanto más la oración que es alimento para el alma, es bueno compartirlo juntos en una dinámica que siga dando vida a la unión familiar que en resumidas cuentas es lo más propio que tenemos.

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Tradicionalmente se ha privilegiado el rezo del Rosario porque es una oración litánica, fácil de recordar y que al repetirla va abriendo surco en el corazón de los participantes y creando esa unión de mente y de sentimientos que de veras unifica.

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Actualmente, en momentos cruciales como los que vivimos, es muy bueno retomar la devoción a la Virgen María e invocarla con el Santo Rosario para pedirle la PAZ. Esa paz que tan deteriorada anda en todos los ámbitos de nuestro mundo.

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Primeramente tendríamos que pedir la paz para nuestro corazón, porque es allí donde germina la semilla de paz que va a expandirse y a repartirse como en círculos concéntricos, primero a nuestro entorno cercano, luego a los vecinos, a nuestra ciudad, a nuestra Patria y puede llegar su influencia al mundo entero.

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Rezar el Rosario es algo repetitivo, pero no rutinario, mientras oramos el Padrenuestro y las diez Ave-Marías de cada misterio, vamos meditando los misterios de la Vida de Jesucristo y de la Virgen Santísima, que tradicionalmente tenemos ya distribuidos en los días de la semana, pero que pueden variar según las circunstancias o la devoción personal.

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Misterios Gozosos. Contemplamos estos misterios para dar gracias a Dios por la vida, por la familia, por todo lo bueno y bello que Dios nos da en lo rutinario de cada día.

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Misterios Luminosos. Es oportuno rezarlos cuando sentimos más vivamente la necesidad de acercarnos a Dios, cuando nos hace falta su gracia y su ayuda espiritual o cuando es más evidente su ayuda.

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Misterios Dolorosos. Meditamos estos misterios que nos hablan de la Pasión y muerte de Jesucristo por nosotros cuando sentimos el dolor en carne propia; cuando queremos orar por los que sufren, por las víctimas de los desastres naturales o también y sobre todo cuando la muerte toca a nuestra puerta.

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Misterios Gloriosos. En momentos de triunfo, en el éxito, cuando sentimos el corazón rebosante, o cuando miramos al cielo y a la felicidad eterna que nos espera, porque Dios nos la ha prometido por medio de Jesucristo nuestro Señor.

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En fin, si desglosáramos detenidamente todos estos momentos en los que se hace bueno y necesario rezar,

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encontraríamos una lista muy larga, y para todos está siempre atenta y presente la Virgen Santísima María que es nuestra madre, que nos ama y nos escucha y que tiene a la mano y en su mano, la misericordia de Dios para atendernos en cualquier circunstancia.

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Con cariño M. B.

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