Viernes, 26 de Julio 2024

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La dictadura de los músicos

Por: El Informador

Por Eduardo Castañeda H.

La grilla en la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ) debe haber estado buenísima para que el capítulo Alondra de la Parra terminara como terminó: sin una explicación oficial unificada que se sostenga solita, y sin que la directora artística de la agrupación dijera siquiera adiós, no sólo a los músicos, sino a quienes la contrataron.

Es una pena que De la Parra se haya ido, no sólo por lo que había aportado y podría haber consolidado con más tiempo en términos de exigencia, calidad y exposición mediática de la orquesta, cuestiones que, parece, llevaron más público al Teatro Degollado todo el año pasado, sino porque lo que generó su partida sienta un precedente nefasto.

Desde que llegó oficialmente en marzo pasado, hubo entre los músicos de la Filarmónica voces en contra de la presencia de Alondra. (Su contrato terminó en diciembre y se había hecho una extensión hasta marzo de este año, según se informó). Como casi siempre en estos casos, nadie expuso razones profesionales de su oposición, de cara a la opinión pública. Pero con lo sucedido, quitarle su voto de confianza por mayoría, esos músicos deberían de dar la cara, si tienen poquito sentido de responsabilidad. Pero no lo harán, se grillarán también a la persona que siga de De la Parra. Prefieren seguir en su zona de confort.

Yo no sé si ella era una tirana; si de verdad sus compromisos internacionales le impedían seguir; si para muchos de los músicos era demasiado fresa; si de a tiro es una mediocre indigna de dirigirlos; si consideraban que una mujer no es para ese puesto; si les parecía que ganaba mucho dinero (nunca se supo cuánto cobró más allá de los 68 mil pesos oficiales contemplados en el presupuesto público); si las piezas que escogía no les gustaban; si el tiempo para desayunar era muy poco; si el celo personal y profesional les llegó a tanto o si qué.

Pero la percepción que queda tras lo sucedido es que en la Filarmónica se hace lo que los músicos digan; que no hay quien ponga orden y que lo que cada quien quiere ahí es sólo conservar la chambita. La música, el arte, la excelencia, el público, el orgullo de pertenecer… pamplinas.

Por lo pronto, habrá que ver si se sostiene el programa de la primera temporada del año que había diseñado Alondra de la Parra para febrero —dice la OFJ que sí—, pero sobre todo, habrá que esperar a que llegue la secretaria de Cultura del gobierno de Aristóteles Sandoval para que el Comité Técnico del Fideicomiso de la Orquesta, que se supone la gobierna,  escoja una nueva primera batuta, si sus mercedes los músicos lo permiten.

Cajón de sastre: Menudo problemón tiene Suny Ramírez o quien dirija a partir de abril  el Museo de las Artes, que ocupará ya todo el edificio conocido como de Rectoría, de la UdeG. Ella seguro tiene grandes planes, pero las ganas no bastan. Además de otras cosas se necesita dinero, y sobre todo que para llamarlo propiamente museo, tendría que haber un trabajo permanente con el acervo, además de incrementarlo de acuerdo con un proyecto coherente con los objetivos del recinto.

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