El comunicado del Congreso Nacional Indígena (CNI) y Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) del 14 de octubre llamado Que retiemble en sus centros la tierra ha generado un debate nacional debido a la propuesta lanzada: integrar un Concejo Indígena de Gobierno encabezado por una mujer que podría ser postulada a la Presidencia de la República, sí es que así lo deciden los pueblos integrantes del CNI tras una consulta interna.La proposición del CNI y del EZLN ha causado molestia. Incluso el subcomandante Galeano dijo que era “absurda” durante la presentación de la misma en Oventik, Chiapas. Pero “absurda” no porque se pretenda rechazarla sino por lo novedosa que resulta en el contexto de las iniciativas políticas que ha desplegado el zapatismo desde 1994.La propuesta CNI-EZLN ha sido saludada por algunas corrientes políticas y descalificada por otras, especialmente por personajes de la izquierda electoral como el candidato de Morena Andrés Manuel López Obrador.Una buena parte ve esta proposición como un cambio de rumbo en la política zapatista pues se critica, sin fundamento, que el EZLN ha estado en contra de las elecciones y ahora deciden entrar a la competencia electoral. Ya Luis Hernández demostró en su columna (La Jornada, 18 octubre 2016) la falsedad de este argumento recordando que el zapatismo ha participado en elecciones (1995) o que deja en libertad a sus simpatizantes de La Otra Campaña el votar o no hacerlo.Pero quienes saludan o critican la propuesta se equivocan, juntos, al centrar sus comentarios en la candidatura presidencial para una mujer indígena. Casi ninguno de los comentaristas repara que el comunicado inicia con un detallado recuento de la guerra por despojo que enfrentan 27 pueblos y comunidades indígenas y urbanas de México y la del pueblo Dakota en Estado Unidos. Dicen de sus pueblos: “no hemos permitido su destrucción y muerte para beneficiar a la ambición capitalista que no conoce fin, más que la destrucción misma. La resistencia [es] por seguir construyendo la vida”.El segundo punto que casi no se ha considerado es que la candidatura de una mujer indígena depende de una profunda consulta a cada pueblo que integra el CNI y las comunidades chiapanecas, y depende también de la integración de un Concejo Indígena de Gobierno que funcionaría como un órgano colectivo de gobierno, lo que cambiaría la lógica liberal de entender el poder. El comunicado zapatista-CNI dice antes de lanzar la propuesta: “Considerando que la ofensiva en contra de los pueblos no cesará sino que pretenden hacerla crecer hasta haber acabado con el último rastro de lo que somos como pueblos del campo y la ciudad, (…) es que este Quinto Congreso Nacional Indígena determinó iniciar una consulta en cada uno de nuestros pueblos para desmontar desde abajo el poder que arriba nos imponen”.Si no se pone por delante la denuncia de la guerra de despojo y exterminio que enfrentan los pueblos indígenas del país desde hace 20 años y que ahora se resiente por igual en las ciudades, se simplifica la propuesta zapatista a “sólo” entrarle a las elecciones o decir de manera tonta que los zapatistas dieron un giro a sus posturas. No es así: el eje de la postura zapatista es organizar la rabia en digna rebeldía para detener la maquinaria neoliberal de muerte y devastación para defender y reproducir la vida. De este modo, la “absurda” propuesta zapatista encuentra otra lectura.
