Guadalajara, Guadalajara, antes olías a tierra mojada y a rosa temprana, hoy hueles a smog y basura acumulada.Los habitantes de la ciudad que tenemos más de 50 años, recordamos con nostalgia como era la Guadalajara de mediados del siglo XX, La Perla de Occidente, limpia, con los jardínes y camellones cuidados, florecientes, perfumados, las fuentes refrescaban el ambiente con agua tratada.¿Qué le pasó a nuestra ciudad? Cada regidor tenía a su cargo funciones que la cuidaban, el de Parques y Jardines, el de Aseo Público, el de Alumbrado Público, el de Pavimentos, el de Panteones, el de Mercados, el de Tránsito, el de Seguridad, además de los que tenían funciones administrativas, todos cumplían con sus funciones, eran responsables, tenían vergüenza.Se construyó el Anillo Periférico para evitar que la ciudad se desbordara, no se autorizaban fraccionamientos fuera de este límite. La Ley de Parkinson aplicó furiosamente el crecimiento de la burocracia. Antes, las funciones de servicio las ejecutaban los empleados municipales. Ahora, la recolección de basura, el mantenimiento de parques, jardines y camellones, pavimentos y otros, están concesionados a particulares, hasta el alumbrado público pretende concesionarse. Me pregunto, ¿qué hacen más de 12 mil empleados en el Ayuntamiento, qué funciones tienen, a qué se dedican? Si la superficie del municipio sigue siendo la misma, los servicios deberían ser mejores, pero la realidad es que se han deteriorado.No nada más el municipio de Guadalajara está en el abandono, también los demás municipios del área metropolitana sufren los efectos de malas administraciones acumuladas, como un ejemplo visible, tenemos los camellones de la Av. López Mateos, de Plaza del Sol al Periférico, por lo menos en las últimas tres administraciones no les dan mantenimiento. Supimos que están concesionados a particulares influyentes, que cobran pero no hacen su trabajo. Están abandonados, tienen hoyancos de árboles caídos, zacatales, basura, llantas, escombro, etc. Sólo algunos tramos frente a empresas socialmente responsables contrastan por su buen mantenimiento.Podríamos apuntar dos soluciones para ese problema: modificar la legislación urbana para que los camellones y banquetas sean responsabilidad de los vecinos colindantes, o bien, eliminar los camellones incorporándolos al área de banquetas, lo que mejoraría el tránsito peatonal. Un ejemplo de esta última solución son las avenidas Chapalita y Juan Diego en la Colonia Chapalita.Si cuesta mucho dinero indemnizar al personal sobrante, podrían asignarle funciones útiles, como levantar actas de infracción al Reglamento de Aseo Público, a los lotes baldíos que son muladares en donde se acumula basura y proliferan los bichos y roedores, a las viviendas y edificios que no asean el frente de sus inmuebles, a los talleres que usan la vía pública para reparar autos y otros oficios; también podrián cambiar las luminarias fundidas, recorrer las colonias populares para hacer respetar los reglamentos de construcción y urbanización y hacer encuestas de opinión de sus necesidades y carencias.Como estas autoridades municipales ya van de salida, hacemos un exhorto a sus relevos para que atiendan los servicios básicos elementales de alumbrado, aseo público, camellones, parques y jardines, recolección de basura, pavimentos y vialidad para que Guadalajara recupere su fama de ser la Perla de Occidente.