El pasado 14 de febrero la ciudad de Guadalajara llegó a su aniversario número 472, una edad joven en comparación con otras metrópolis también famosas de otros continentes y lo hace en muy buenas condiciones, dignas del lugar que representa y significa en el concierto nacional. Porque hablar de Guadalajara en cualquier parte del mundo es hablar del simbolismo de lo mexicano, de aquí surge y así se reconoce, la identidad nacional con la música, la gastronomía y las tradiciones de los tapatíos. Más allá de distinguir los años más esplendorosos de la capital del Estado en búsqueda de un punto de referencia para contextualizar la situación actual, nuestra ciudad es mucho más que un debate estéril de comparaciones, los de la actual generación que aquí vivimos somos apenas un pequeño engrane de muchos que han pasado a formar parte de su orgulloso pasado, somos todos piezas conformantes de una gran ciudad que se distingue justamente por la armonía y tranquilidad de sus habitantes. Afortunadamente seguimos siendo cuna de grandes artistas, de destacados juristas, semillero de importantes deportistas, ejemplo de empuje y dinamismo económico en micro, pequeña y mediana empresa, así como relevante polo del desarrollo turístico nacional e internacional. La capital jalisciense se ha convertido en orgullo de sus habitantes y de los municipios que la rodean, tan es así que ninguno de los ciudadanos metropolitanos tienen problema alguno en señalar cómo su ciudad de origen a Guadalajara aun cuando su nacimiento hubiera sucedido en Tonalá, Zapopan, Tlaquepaque o cualquiera de las demarcaciones que la rodean, somos ciertamente dueños de una personalidad muy peculiar pero unidos y generosos entre nosotros. Así lo demuestran además las encuestas y observaciones de organismos autónomos que reseñan la satisfacción de los tapatíos con su nivel y estilo de vida considerando a Guadalajara como uno de los mejores lugares del país para vivir. Ciertamente, las reservas territoriales para el crecimiento de la ciudad son mínimas, la apuesta es la repoblación de zonas tradicionales que han ido dejando fincas vacías pero que al contar con todos los servicios, con un excelente clima y con arbolados y áreas verdes suficientes se hacen muy atractivas para habitarlas. Aun cuando las autoridades municipales hubieran anunciado austeridad sin precedentes en los eventos de festejo del aniversario de Guadalajara, sus habitantes podemos y debemos reconocer a la ciudad que nos da cobijo, que ha sido un insuperable anfitrión de muchas generaciones y que todavía tiene mucho más que aportar al desarrollo de la zona metropolitana y, desde luego, a la recuperación de la grandeza de Jalisco. Felicidades Guadalajara, la Perla Tapatía.
