Ideas | La Minerva II. El símbolo Por: Diego Petersen 11 de agosto de 2011 - 02:15 hs La Minerva II. El símbolo La Minerva no es importante por bonita sino por lo que representa. Durante los primeros años de su existencia, La Minerva sólo representaba dos cosas: el fin de la ciudad hacia el Poniente y el mal gusto. Allende la Minerva todo era Arenal. Ahí terminaba el pavimento, y aparecía, casi como una advertencia del camino al inframundo, el primer le letrero de “Nogales” con su respectiva flechita. De entrada a la ciudad lo que uno encontraba en La Minerva era un gran espectacular de “Bienvenido a Guadalajara”, patrocinado por Carta Blanca, otro de Vodka Oso Negro y una llantera General Popo. Para los habitantes de la ciudad La Minerva era una imposición kirsch que lo único que les decía era que, cuando había empeño y decisión, el mal gusto era capaz de superarse a sí mismo. Con los años La Minerva se convirtió en el punto de paso obligado de los habitantes del Poniente. Guadalajara creció como nopalito, sin orden y a lo baboso, y lo que era la orilla, la puerta al Arenal, se convirtió de pronto en el crucero más transitado, en el ombligo de las colonias, la referencia geográfica (“adelantito de La Minerva”) y el lugar obligado de paso. En el Mundial del setenta, La Minerva era el punto de retorno de las caravanas que a ritmo de claxon gritaban “México-Brasil”, pero no fue sino hasta el Mundial de 1986 que La Minerva se convirtió en punto de reunión. Un buen día, de manera espontánea, la fiesta se corrió desde las cercanías de Plaza del Sol, donde se hospedaba la selección de Brasil, hacia La Minerva. Los chavos cerraron la glorieta, se organizó la bañada colectiva y se instauró como punto de reunión para festejar, o llorar, cualquier triunfo o derrota, de México o Brasil. Fue hasta un año después cuando las Chivas ganaron el campeonato de 1987, tras 18 años de sequía, que La Minerva se instituyó como punto de reunión para las celebraciones futboleras, y dos años después, en la campaña de Manuel Clouthier, cuando los panistas, que comenzaban a ganar distritos del Poniente de la ciudad, la adoptan como centro de reunión política. Hoy, tomar La Minerva significa tomar la ciudad. Así lo entendieron los panistas cuando comenzaron la conquista del gobierno desde las manifestaciones en La Minerva y así lo entendieron los priistas que, cuando ganaron la elección de Guadalajara en 2009 no dudaron en ir a tomar La Minerva como un acto simbólico de re-apropiación de la ciudad. Reconstruir La Minerva, limpiarla de espectaculares y adecuar su espacio público como lo está haciendo el Ayuntamiento de Guadalajara es, pésele a quien le pese, la obra pública más importante del trienio. No por el monto, sino por lo que significa. Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones