Este mes se juntaron los eventos internacionales en Jalisco. No habría abordado el tema de no ser porque este mes fuimos testigos de distintas maneras de abordar las relaciones internacionales. Hay quienes están anclados en el pasado, quienes las ven como relaciones públicas protocolarias y quienes las usan como herramienta de gobierno. El que lo hace peor es, sin duda, Andrés Manuel López Obrador. Miren que ir al Vaticano a tomarse la foto con el Papa, entregarle una medallita y después hacer que la foto le de vuelta al mundo de la política mexicana, es un poco ridículo. Y eso, no porque el acto en sí mismo sea deleznable, que no lo es, sino por el uso mediático que le da el político de izquierda. No hay agenda, no hay tema, sólo hay un apretón de manos entre un líder mexicano con carisma y un jefe de Estado, religioso, con más carisma aun.En contraposición, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, ha tenido giras internacionales con agenda en mano y encuentros con personajes de alto nivel. La más reciente visita a Estados Unidos lo llevó a charlar con el vicepresidente y a abordar temas como nuevos modelos de gobernanza, movilidad y temas ambientales. La Ciudad de México fue sede de la Sexta Mesa Redonda de Alcaldes y Ministros de la OCDE, para hablar de gestión metropolitana, y hubieran visto el vuelo que le dieron al jefe de Gobierno en los encuentros.En este marco, llama la atención lo que sucedió este mes en Jalisco. No fue un personaje ni un gobierno, sino la confluencia de actores públicos y privados, los que tuvieron un desempeño interesante, en algunos casos casi casi sin meter las manos y en otros, con un afilado diseño de agenda. Estuvo el Foro Mundial de la OCDE (mucho más importante que la sede de Alcaldes) y la Cumbre empresarial China-America Latina y el Caribe. En unos días se llevará a cabo una cumbre de negocios de talla internacional y al final del mes hay algo que se realiza por primera vez con mucha expectativa: una Conferencia internacional sobre las llamadas Smart Cities. Por si fuera poco, este mes la Unesco declaró el juicio de amparo —diseñado por el jalisciense Mariano Otero— como patrimonio de la humanidad.No siempre tiene que ver con los gobiernos, con un personaje político carismático o con el vuelo mediático que se le da a una autoridad. A veces se trata de construcción de redes. No hay que menospreciar estas actividades internacionales en el Estado: no son reuniones protocolarias, ni actos de relumbrón: son diálogos entre el Estado y el mundo, una exigencia contemporánea que no debe pasarse por alto. Todas las entidades del país deben de trabajar más el vínculo local-global y olvidar las ridículas prácticas de los políticos que se toman fotos en otras partes del mundo. Eso forma parte del pasado.
