Las elecciones del pasado 8 de noviembre en los Estados Unidos (EU) han suscitado confusiones, dudas y malas interpretaciones. Veamos: 1.- Se ha llegado a sostener que porque Hillary Clinton no fue seleccionada como presidenta de los EU, no obstante de haber obtenido más votos de los ciudadanos, en ese país no existe democracia. Ciertamente, las propuestas de Donald Trump por ser contrarias a los derechos humanos, son contrarias a la democracia. Empero, no nos confundamos: la democracia es un simple procedimiento para decidir entre opciones; y, no depende del triunfo de una determinada candidatura u opción política para que pueda ser considerada como tal.Debe considerarse también que entre los que votaron por Trump, una parte lo hizo en apoyo a sus propuestas excluyentes y contrarias a la democracia, pero otra lo hizo porque representaba una opción ciudadana contra la élite del poder, los partidos y las familias que se alternan en su ejercicio en los Estados Unidos.2.- Decir que su sistema político-electoral es arcaico, es una verdad de Perogrullo. El problema no es ése, sino su funcionalidad y si este cumplió con el objetivo ideado por sus padres fundadores: evitar que los estados más poblados terminen decidiendo al presidente de una Federación integrada por 50 unidades constitutivas. Empero, lo que sus creadores no previeron fue que pudiera llegarse al absurdo de que 30 estados poblacionalmente pequeños definieran un “ganador” que obtuvo más de un millón 100 mil votos menos que su contrincante.3.- Sin embargo, derivar de lo anterior que el próximo 19 de diciembre los compromisarios van a atender los reclamos y modificarán su voto, es una vil quimera, ya que no existe una reunión de los 538 miembros del Colegio Electoral, sino que las reuniones son en cada Estado para dar cuenta de lo que ocurrió ahí y no de lo que acontece a nivel “nacional”, como se ha supuesto (la Historia registra escasos casos de deslealtad, pero nunca determinantes). Pensar que ahora 38 electores de Trump van a votar por Clinton, (para que sumados a 232 que ya tiene reúna los 270 necesarios) resulta ingenuo e irresponsable, pues ello equivaldría a incendiar el país.Los que en la campaña criticaban a Trump porque decía que sólo reconocería el resultado electoral si él ganaba; ahora, le regatean la victoria obtenida en un sistema al que a Trump se le exigía aceptar y reconocer.4.-Respecto a la posibilidad de cambiar en el corto o mediano plazo el sistema de elección del presidente reformando la Constitución, también resulta ingenuo, pues puede decirse que en los Estados Unidos es más fácil ir a la Luna que reformar su Constitución: se requiere que la iniciativa parta de las dos terceras partes de los diputados y senadores o de las legislaturas locales y sea aprobada por las tres cuartes partes de los estados. Si eso podía haber sido posible hace algunos años; ahora, con el resultado obtenido, es prácticamente imposible. 5.- Se ha dicho que las encuestas fallaron. Las encuestas no fallaron: se equivocaron los que diseñaron las muestras, las interpretaron y los que dicen que se equivocaron. Las encuestas siempre dijeron que Hillary iba a ganar y ganó (en voto popular). Cosa muy distinta hubiera sido si en vez de captar la intención de voto a nivel nacional, se hubieran hecho 50 encuestas en cada Estado, el mismo día y por el mismo encuestador.
