Dicen que a los adictos hay que dejarlos —porque no entienden— hasta que toquen fondo. Es decir hasta que ya de plano no puedan consigo mismos y sus problemas, sólo entonces es cuando van a reaccionar y pedir ayuda y sobre todo dejarse ayudar.Sin el ánimo de debatir y mucho menos de desacreditar a los fervientes seguidores de esta consigna, pondré en la mesa de diálogo, mis argumentos del porqué no comulgo con esta sentencia.Creo en la medicina preventiva, lo que implica anticiparse al proceso de deterioro de cualquier enfermedad, física o psíquica. Y de ser posible a impedir que se dé, aumentando las defensas y mejorando la calidad de vida.Por lo anterior, me resulta inconcebible que se sugiera que una persona tenga que recorrer un extenso camino de penurias y sufrimientos, para llegar a un punto en el que se tenga que iniciar la toma de conciencia de que se está mal y enfermo.Hay previsión, maneras diversas de visualizar el futuro para no dejar que el dolor sea el aviso de que no hay más remedio que atenderse.Hay muchos conocimientos, métodos y procedimientos terapéuticos y de higiene mental que nos pueden ayudar a resolver un problema —por grave que parezca— para rescatar a tiempo a una persona que ya inicia un proceso adictivo, sin necesidad de dejarlo a que toque fondo.También creo en la sensibilidad humana, como para no permitirme ver a un pariente o ser querido, irse deteriorando progresivamente sin meter las manos. Por lo que tampoco es una herramienta que podría administrar en aras de un bien futuro.Si alguien sufre y ves que está caminando hacia un precipicio, pues trataré de evitarlo y hacer algo, en vez de dejarlo a que toque fondo, con mi complacencia.Aunque la necedad del adicto sea grande y su convicción de que no hay problemas, sea su carta de presentación. Siento indispensable acudir a intervenir, lo más discreta y sutilmente, a aportar lo mejor posible para tratar de influir en el rumbo que lleva sin que tenga que cruzarme de brazos hasta que el fulano toque fondo.Ahora toca, a ustedes queridos lectores, tomar sus propias decisiones y seguir sus argumentos.