Nuestro país se encuentra frente a problemas muy destructivos, tantos que no sé cuál de ellos es más dañino, si la temporada de huracanes o las elecciones del próximo año, porque al contrario de mucha gente que parece entenderlos hay otros que, al no comprenderlos, vivimos con miedo por los efectos que pueden producir ambos fenómenos.La extrema información que los medios nos proporcionan respecto a los fenómenos metrológicos produce al mismo tiempo una sensación de cercanía e impotencia: por una parte, se nos menciona el cambio climático como un hecho irreversible; en tanto que hay otros grupos (especialmente los cercanos a la presidencia del imperio) que nos insisten se trata de una teoría; puede que los entendidos lo entiendan, pero los miembros del glorioso infelizaje no tenemos más solución que dudar, de temer como hicieron los pueblos primitivos ante lo que les resultaba difícil de asimilar, con miedo, porque hay que decirlo, estos fenómenos parece que casi siempre causan daños, sin excluir a nadie, pero con más furia a los más necesitados. Es fácil decir que tenemos que ser solidarios, lo que es razonable, pero hay muchas dudas para elegir los mediadores para ayudar, ya que el asunto no es simplemente calmar como cumplida nuestra obligación, sino que la ayuda llegue a quienes la necesitan.Para otros los desastres, llegan vía el gobierno, en este caso el de Trump, que no debe extrañarnos: es político. Pero no resultará sencillo ni para un país tan poderoso como son ellos mover o expulsar ochocientos mil personas, por tanto considero se trata de una declaración terrorista del presidente gringo que envió la bronca al Congreso de su país. Me parece que a los políticos les gusta aterrar, así en nuestro entorno hace años, no sé si a instancias de la Secretaría de Educación o de Salud (no estoy seguro pero eran gentes que no sabían “ler”), montaron a algún diputado, que en nuestra legislatura sobran, de esos que creen que el pueblo espera sus consejos para vivir saludables y prohibió, sin que nadie los pele, las papas y comida chatarra en las escuelas; desde luego que nadie les hizo caso, pero para el efecto es una declaración tan terrorista como la de Trump. Por fortuna, el máximo tribunal ha declarado que cada quien es libre para meterse lo que quiera de mota, coca, jeringa, polvo (lo que usted quiera), cada quien su salud, así que la comida chatarra está cubierta y atacarla es terrorismo vil.Contra lo que no hay defensa posible es contra la nefasta publicidad política, de eso no se salva y si bien todos no mienten absolutamente, porque alguno habrá que no mienta absoluta sino solo relativamente, pero la gran mayoría lo harán con absoluta desvergüenza y sobre todo con lo que parece obligatorio: que carezcan absolutamente como manifestación de inteligencia. Ahora que, como no podemos evitarlo, tengamos en cuenta que “lo que no se puede, no se puede y además es imposible”, así que espero les sea leve. @carlosmorsa
