Jueves, 09 de Octubre 2025

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¿Es Pemex realmente una empresa pública?

Por: El Informador

Por Manuel Espinoza de los Monteros de la Parra
 
La reforma energética incluye modificaciones a los artículos 25, 27 y 28 constitucionales, en los que se hace referencia a las “empresas productivas del Estado”. La inclusión de esté término da para reflexionar: ¿Existen empresas que no tengan como finalidad el ser productivas? ¿Pemex y CFE no eran productivas antes de la reforma? ¿Cómo hace una empresa para ser productiva? ¿Además del texto constitucional qué cambiará en PEMEX y CFE para lograr ser productivas?
 
Es bien sabido que gran parte del PIB de nuestro país se obtiene por los recursos provenientes del petróleo. Pemex tiene una gran carga impositiva y la economía del país ha dependido considerablemente de la renta petrolera.
 
Sin embargo, también es por todos conocido que Pemex es una empresa infestada de corrupción. Los grotescos excesos de los líderes del sindicato y sus familiares, como los Ferrari del hijo de Romero Deschamps, los lujos de los que presume la hija de este líder sindical, las grandes apuestas en el hipódromo que realiza su chofer, son sólo algunos burdos ejemplos de que la productividad de Pemex no beneficia a quién debería. Además de estos casos ofensivos, están los escándalos de corrupción que involucran a Cesar Nava y las administraciones pasadas de Pemex y empresas extranjeras como Siemens y SK Engineering que actualmente están en tribunales y son por montos considerables (casi 200 millones de dólares). Recientemente nos enteramos de contratos de miles de millones de pesos que ha firmado Pemex con empresas como Oceanografía otorgados de forma irregular y en perjuicio de la paraestatal (aunque seguramente en beneficio de algunos particulares).
 
Otros ejemplos más cercanos al ciudadano son las ordeñas de los oleoductos, la pasividad de Pemex con las gasolineras que venden litros incompletos, y el incremento constante del precio de la gasolina, debido en parte a que Pemex tiene que asumir los costos que representa la corrupción dentro de la empresa y estos se tienen que ver reflejados en el precio de la gasolina.
 
Estos ejemplos nos demuestran que Pemex no ha sido una empresa tan “pública” como habíamos pensado. Tampoco ha sido una empresa improductiva. La corrupción en Pemex ha hecho que algunos particulares se enriquezcan de forma grosera de los recursos que le pertenecen a la Nación.
 
En este siguiente periodo de sesiones, nuestros legisladores tienen la obligación de crear una ley secundaria vanguardista y efectiva en materia de combate y prevención de la corrupción en general y una ley reglamentaria de la reforma energética que ponga énfasis en la prevención de la corrupción en Pemex. En caso contrario, Pemex – ahora facultada para realizar tareas de exploración y extracción mediante asignaciones a empresas o particulares – seguirá enriqueciendo a algunos sujetos del sector privado y el término de “empresa productiva” que se incluyó en la Constitución solo será para beneficio de los mismos de antes.
 
El año pasado cuando llevamos a México a Luis Moreno Ocampo, ex fiscal de la Corte Penal Internacional y máximo representante del combate al genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra y con el que tengo el gusto de colaborar en temas de combate a la corrupción hizo énfasis en la importancia de erradicar este problema que está actualmente enquistado en Pemex. Él puso como ejemplo a Argentina, donde la empresa petrolera YPF se privatizó en los noventa y en el 2012 se expropió a causa de las prácticas corruptas. Es decir, la corrupción no depende de si la empresa es pública, privada o abierta a la colaboración con el sector privado.
 
Pero eso sí, que Pemex sea una empresa productiva (como ahora lo marca la Constitución) depende en gran parte de la organización empresarial, de los sistemas de prevención de la corrupción, de la funcionalidad del canal de denuncias, de un programa efectivo de rastreo y recuperación de activos provenientes de la corrupción, de un examen de compliance de las empresas socias y proveedores. Y estas medidas tienen que ser realizadas y evaluadas por expertos en la materia.
 
Es preciso que los legisladores incluyan este tema en la leyes secundarias, de lo contario Pemex nunca será una empresa ni pública ni productiva.

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