Viernes, 26 de Julio 2024

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Era de 6 y acabó de 8; Los toreros a nivel…

Por: Francisco Baruqui

Seguramente será la mejor entrada de la temporada.

Sí, rayando los tres cuartos de plaza, en tarde sin viento, por demás grata por el clima, y un cartel que motivó a la gente para meterse al coso.

Justamente debo decir, que la empresa diligentemente corrigió el error de taponar el ingreso a las puertas, con el desalojo del puesterío gastronómico de pasadas tardes dejando, ahora sí, libre el acceso… Así como en su momento lo denuncié, válgaseme ahora reconocer la enmienda.

Interés por los dos manos a manos que conformaban la función.  Tres toros de Barralva y otros tantos de Los Encinos, —mucho mejor presentados los primeros—, para el madrileño Julián López “El Juli” de bien recamado terno verde botella y oro, y el aguscalentense Joselito Adame, quien con uno cobalto, remates de algodón y bordado crucificado con mariposones delanteros, dejó constancia de que no es la elegancia en el vestir una de sus cualidades distinguidas.

Los toros, matizando sus procedencias, recibieron justo, muy justo, justísimo castigo en varas con refilonazos para descongestionar, sin meter las cuerdas de las puyas para hacer sangre.  Debo decir que lo poco que se picó, se hizo arriba y bien. Los más tuvieron movilidad, lo que siempre se agradece en contraste con la mansedumbre de mulones paradones a los que hay que sobar para que caminen, tanto barralvas como encinos, aunque acusando falta de brío en fuerzas muy medidas, embistieron con claridad, abriéndose mucho a los toques, metiendo los morros francos y desplazándose, dando todas las facilidades a los de a pie que anduvieron a gusto, confiados y con muy buena disposición. Tanta, que sin el triunfo rotundo con los de sus lotes, obsequiaron dos sobreros de Santa María de Xalpa con encaste español, que sin ser dechados de presencia adoleciendo falta de trapío, sí tuvieron clase, buen estilo, fijeza, recorrido y son, sirviendo para que ambos, cada uno con sus formas y capacidades, cortaran dos apéndices, sumados a uno más por cabeza en los de lidia ordinaria, para salir en volandas de entusiastas espectadores.

Unos fueron mejor aprovechados que otros, dadas las características, formas, estilos y expresiones de cada uno de los toreros, dejando ver el momento por el que cada uno atraviesa en el curso de su profesión.  Así…

Así, El Juli con el que abrió plaza, un cárdeno entrepelao, bragao, meano, avacado de tipo y zancón, lució en chicuelinas abriendo el compás que se le jalearon. Demostrando su maestría y claridad de una estupendamente amueblada cabeza, se dio en una faena estructurada de gran templanza y mando, con ligazón, no sometió al débil morito, lo acarició en sendas series con la diestra y mucho mejor con la zurda que es con la que se cobra, intercalando dosantinas y medios pases rematados con el desdén para tras de cobrar entera desprendidilla cortar un apéndice del burel.

Con el tercero de Los Encinos, Julián estuvo entonado en plan de consumado matador de toros, pero sin alcanzar el mayor nivel, despenando de estocada tres cuartos tendida y rematando con dos golpes con la corta de descabellar para silencio.

Con el quinto, un astado feo de hechuras, sin cuello, amoruchado de tipo y sin el menor trapío lo que encabritó con toda justicia al respetable que le chilló durante toda la labor, el de Velilla de San Antonio cortó con pinchazo y entera tendenciosa con un golpe de descabello para rechifla, empero…

Empero, toda la sabia maestría, la gala de sitio, de recursos, de conocimiento de terrenos, de valor y de entrega en una disposición a tope, como diciendo “¡A mí no me pisa la sombra nadie..!”, se desbordó iniciando con ceñidas chicuelinas rematadas con media, para en el centro del platillo, más quieto que un poste, clavando las zapatillas en la arena, iniciar con cambiados por la espalda a un ejemplar noble, muy noble, de gran fijeza y viaje, al que engarzó series de toreo por abajo con ayudados con la derecha y al natural con la izquierda muy reunido, aguantando, embraguetado de verdad, empleándose con muñecas y cintura, rematando con pases de pecho de pitón a rabo por los que fuerte le batieron las palmas.

El Juli en maestro grande…

Cuando el toro le pidió la muerte, yéndose tras de la espada con determinación y sin salirse como es costumbre en el tranquillo que emplea con un salto al hundir la espada, la metió, pasándose un pelín, en entera trasera mirando doblar al xalpeño en el centro mismo del ruedo… Las dos orejas para el matritense que justificó a todas luces su categoría indiscutible de gran figura del toreo mundial…  ¡Enhorabuena, Julián..!

Hablar de Joselito Adame es referir valor, determinación, entrega sin concesiones, casta y afán permanente a no dejarse ganar ni las palmas ni la pelea.

Con el cárdeno nevado, cornipaso del pitón izquierdo, calceterito y coletero de Barralva corrido en segundo, de gran nobleza, fijeza y son, Joselito quitó por chicuelinas de capa, para con la flámula instrumentar el toreo por abajo con las dos manos y por ambos lados entre altibajos por pases buenos y otros trompicados, cerrando con manoletinas para estocada tres cuartos caída yéndose de la suerte desde perfilarse y descabello al primer intento para retiro discreto cuando el toro mereció más..

Con el cuarto un barralveño negro, bajo, de excelentes hechuras y bien armado, Adame instrumentó zapopinas que se le aplaudieron, para con la muleta iniciar por alto y darse en una faena a tono de actitud y disposición con algunos pases buenos pero faltos de intensidad siéndole alcanzada la tela y llegándose a embarullar a momentos,  cobrando un auténtico golletazo para que, sin petición medio nutrida, ya no digo mayoritaria, la cenaduría pozolera establecida en el palco soltarle una orejita palenquera entre la rechifla de la concurrencia.  Vaya manera de darle categoría a la plaza y su afición, cuando la incompetencia fehaciente y la ignorancia manifiesta sigue enquistada en una autoridad inepta por donde mirarse se quiera…

Con el sexto de Barralva, un ejemplar fijo y noble pero carente de fuerza, estuvo Joselito en el tenor de la doble V, tan voluntarioso como vulgar, despenando de estocada tres cuartos y descabello para salir a saludar y…

Y si El Juli regaló, ¿por qué no él..?

Octavo procedente de Santa María de Xalpa, con el que Adame se hizo ver con el capote llevando a varas con chicuelinas al paso y quitando por gaoneras que se le aplaudieron.

Sentado en estribo empezó por alto con el agradecimiento de los espectadores por su voluntad, en un toreo de mucho efecto pero de poco fondo.  Y escribo esto porque prevaleció la espectacularidad del encimismo sobre el reposo y el temple, cuando los pitones alcanzaron sobradamente la tela del engaño, insistiendo que su disposición resultó sobradamente apreciada toda vez que tras de sepultar el acero en entera desprendida, para igualar marcador, se le otorgaron dos apéndices del burel…

La gente, con ocho la pasó bien, que con seis…

Y larga la salida con embotellamientos cuando las maciletas lumbreras marcaban la obscuridad de la noche…
 

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