Viernes, 31 de Octubre 2025

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El sastre de Hitler

Por: Carlos Alberto Lara González

Uno de los mensajes publicitarios más recientes de la empresa Hugo Boss, es “Vestir para el éxito”. Adhoc para una de las compañías de ropa más importantes del mundo que en la actualidad emplea a más de dos mil trabajadores y un volumen de negocio que supera los 450 millones de euros. Como marca es una de las más reconocidas del mundo, particularmente por vestir a importantes figuras relacionadas con el poder político y económico. Sin embargo, poco se sabía de su pasado nazi, la información disponible hasta el momento era escasa e imprecisa. Ése fue el motivo por el cual hace un par de semanas la casa de moda alemana decidió romper los rumores y a través de una investigación que lleva por título Hugo Boss, 1924-1945. A Clothing Factory During the Weimar Republic and Third Reich, ofreció disculpas a las personas maltratadas en una fábrica en la que confeccionó uniformes durante la Segunda Guerra Mundial. Se trata de un trabajo encargado al investigador Roman Koester, quien explica la forma en que los trabajadores eran forzados por la empresa para trabajar en el pueblo de Metzingen durante la guerra. La asociación estratégica de Hugo Ferdinand Boss con el Partido Nacional Socialista en 1931 le salvó de la bancarrota durante el conflicto, fue el diseñador de los uniformes negros para fuerzas de seguridad de la Alemania Nazi, que suplieron las camisas pardas de las secciones de asalto del Partido Nacionalista Obrero Alemán. Confeccionó además los uniformes de las Juventudes Hitlerianas. Lo anterior, le valió a Hugo Ferdinand Boss el mote de “El sastre de Hitler”. El propósito de la empresa al financiar la investigación de Koester, es añadir claridad y objetividad a la discusión, lo cual se agradece, tampoco podemos enjuiciar sin conocer detalladamente en qué consistió su participación con el Führer. Por lo que respecta al investigador, Roman Koester, es profesor de historia militar en la Universidad de Mónaco, y quien esto escribe ha tenido la oportunidad de leer fragmentos de su trabajo, de los cuales merece la pena destacar la forma en la que juzga al fundador del emporio Hugo Boss, al afirmar que no sólo fue un ferviente nazi, sino que utilizó a 180 prisioneros de guerra para trabajar en sus fábricas. Señala que los prisioneros eran alojados en un campo de concentración construido cerca de las instalaciones. Me pregunto qué sentirán en la actualidad los descendientes de aquellos que sufrieron daños o penurias en la fábrica de Hugo Ferdinand Boss bajo el régimen nacionalsocialista al ver la marca de ropa por todas partes. No quiero ni imaginar. Es evidente que sin ese acercamiento con el poder nazi, y esa forma de esclavitud, el sastre de Hitler difícilmente hubiera podido consolidar su negocio  como un referente de la moda mundial.

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