Lunes, 02 de Diciembre 2024

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El estilo personal de no decidir

Por: Diego Petersen

El estilo personal de no decidir

El estilo personal de no decidir

El matrimonio es la principal causa de divorcio, decía el genio incomprendido Groucho Marx. Si la gente no se casara no tendría ninguna necesidad de divorciarse, o si se prefiere, uno solo se puede divorciar de aquella o aquel con quien contrajo nupcias. Hay un montón de gente de la que me gustaría divorciarme, pero no puedo, porque para lograrlo debería primero casarme con ellas, y no estoy dispuesto a hacerlo. En la política pasa algo similar. Los acuerdos son la principal causa de las traiciones, pues sólo puede haber odio donde hubo amor, y traición donde hubo acuerdo. Los regidores son la parte más desagradable de cualquier Ayuntamiento y el dolor de cabeza más fuerte de cualquier alcalde. No hay duda que esa es una figura a redefinir. El siempre genial Carlos Enrigue ha dicho en repetidas ocasiones que lo que nos cuestan en sueldo los regidores es barato comparado contra lo que nos cuestan en ocurrencias y travesuras (para no llamarle corrupción al tráfico de influencias). En Zapopan, los regidores se han convertido en la piedra del zapato del alcalde. Pero no los regidores de oposición, sino los de su propio partido, con los que se casó para llegar al poder y hoy prácticamente se divorció. No decidir es una forma de decidir. Y esa parece ser la forma de decidir del alcalde Héctor Vielma. Divorciado de sus regidores, sin duda mañosos, y metidos hasta el cuello en una madeja de intereses, el alcalde ha encontrado la manera de postergar decisiones mandando a receso las reuniones de Ayuntamiento. Él le llama manejar los tiempos, pero en la práctica no es otra cosa que evitar enfrentarse a decisiones en condiciones que no les son totalmente favorables. Si las cosas caminaran en Zapopan no podríamos sino aplaudir la forma de torear del alcalde, pero no es así. Las indecisiones se van acumulando al grado de que ya comienza a vislumbrarse una parálisis. Los grandes proyectos no caminan. El estilo personal de gobernar de Héctor Vielma no es propiamente ortodoxo. Para cualquier observador externo, la forma de hacer política del alcalde de Zapopan es, por decir lo menos, bizarra. No le es fácil ni a propios ni a extraños. Se ha enfrentado con el Gobierno del Estado por decisiones que parecían bastante simples, como la solución vial para ingresar al Bajío (donde está el Estadio Omnilife y la Villa Panamericana) o la ampliación de la Avenida Aviación. Está enfrentado con sus propios regidores por los temas que definen los grandes proyectos. Se ha enfrentado con sus colegas alcaldes de la zona metropolitana, debido a su manera radical de plantear las soluciones, por ejemplo, al problema del SIAPA. Pero a fin de cuentas, el tema de las formas es problema del alcalde y de los que lo rodean y tienen que andar descifrando hacia dónde va. El tema de fondo son los resultados, las obras que se hagan o se dejen de hacer, y en eso los tiempos parecen venírsele encima al alcalde y a su estilo muy personal de no decidir.

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