Domingo, 19 de Mayo 2024

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Doctorados Honoris Causa de la UAG

Por: José M. Murià

Doctorados Honoris Causa de la UAG

Doctorados Honoris Causa de la UAG

En el marco de su júbilo por sus ochenta años de vida, la Universidad Autónoma de Guadalajara concedió el grado de doctor honoris causa al prominente empresario mexicano Ricardo Salinas Pliego. Un hombre sin duda admirable. A diferencia de otras casas de estudio que, con estas ceremonias, premian trayectorias académicas brillantes, la cúpula de los Tecos las están utilizando como un formidable instrumento de relaciones públicas. Así como decía Álvaro Obregón que “no hay general que resista un cañonazo de 50 mil pesos”, ningún empresario es indemne a la seducción de una ceremonia académica tan pomposa, con togas y todo, de la dicha casa de estudios tapatía. Poco antes que Salinas, a fines de 2014, un gran empresario colombiano, también recibió dichas mieles. ¿Podemos entender que será una nueva tendencia de la UAG para ayudarse a salir del bache en que se encuentra? No olvidemos que cerró su periódico, perdió su equipo de futbol y ha visto descender su matrícula. De cualquier manera, quienes somos insenistas no podemos olvidar otros doctorados que constituyen un verdadero lastre en el espíritu renovador de dicha universidad privada. Dejo a un lado la famosa celebración que hicieron el 11 de septiembre de 1976 del golpe de estado en Chile, porque el Gobierno de la República impidió que se doctorara al general Augusto Pinochet… Pero poco después se le concedería al dictador nicaragüense Anastasio Somoza Debayle. Tampoco les salió bien porque “Tachito” fue derrocado por el MSLN y en 1979, refugiado en Asunción, fue víctima de un comando argentino. Más escandaloso resultó aun que el 21 de noviembre de 1985, por cierto que con poca alharaca, una delegación universitaria se hizo presente en la capital de Paraguay para entregarle en su propio domicilio la presea al feroz y duradero presidente de ese país, Alfredo Stroessner. Bien puede decirse que la flor y nata del gorilismo latinoamericano ha sido galardonado por esta casa de estudios. Poco antes que Stroessner, también el presidente venezolano Jaime Lusinchi había sido investido como doctor honoris causa por la UAG. Pero tal vez deba descontarse porque, según se dice, al saberse en Caracas lo del dictador paraguayo, por su propia voluntad o presionado por la Universidad Central de Venezuela, Lusinchi que distaba mucho de ser de tal ralea, renuncia a su grado. “Haiga sido como haiga sido” el caso es que la lambisconeada de Stroessner tampoco sirvió de mucho porque en 1989 fue derrocado por su consuegro Rodríguez Pedotti. Se asiló en Brasilia donde falleció en 2006.

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