Aniversario de la Fundación de GuadalajaraDe paseo por los viejos portales de la ciudad, cual salón de recibir...Las tertulias y contertulios de la épocaLos tres restaurantes más elegantes en 1900¿Será que los tapatíos somos los más acérrimos enemigos de los tapatíos?En lo personal nos parece de lo más chocante tanto el “Día del Amor y la Amistad” como la celebración de la Fundación de Guadalajara... pues a los amigos que se les quiere de veras no hace falta demostrarlo un día o fecha especial, ya no digamos en lo que respecta al amor... con la ciudad que vivimos y, en la que nacimos así como lo fueron ya muchas generaciones de antepasados, sucede exactamente igual... para honrarla hemos de hacerlo todos los días y no únicamente en la fecha en la que se supone que se fundó... Hoy nuestro paseo en una imaginaria máquina del tiempo nos llevará a... “Los Portales”, auténtica sala de recibir de aquella Guadalajara que desapareció con la aún controvertida apertura de las antiguas calles de San Francisco/ Santo Domingo y El Carmen (que hoy conocemos como Avenida 16 de Septiembre y Juárez) hacia 1948/1950... que si bien le dio aire y un cierto aspecto de ciudad cosmopolita, ¡mató con tiro de gracia justamente una de la gracias que esta ciudad tenía! Los primeros portales o los más antiguos pues, aparentemente datan de la segunda mitad del siglo XVI y que son los que se les llamó de Dominicos o de Sta. María de Gracia, por ser estas monjas de esa Orden Religiosa las propietarias del mismo. Ubicados enfrente de la Plaza de Armas y del Palacio de Gobierno alojó en sus altos y durante muchos años al renombrado y exclusivísimo “Casino Jalisciense”, que a la manera de un Club Inglés para caballeros tenía como socios a la “crema y nata” de la Sociedad Porfirista... todavía en las primeras décadas del reciente siglo XX hubieron tres famosas tertulias y sus aún más famosos tertulianos... la primera lo era la de este Club, precisamente cuyos socios más encumbrados se sentaban a la sombra de este portal en las sillas austriacas de Thonet a practicar el arte que mejor nos sale a los Tapatíos... como lo es el “dolce far niente”, el chismorreo y la murmuración (claro, ¡sin quitar de lado el trabajo!). Un cronista de la época, IGNACIO VILLASEÑOR V. anota entre los más destacados asiduos a esta tertulia a los Doctores JUAN CAMPOS KUNHARDT, ABEL ROMO y ZAQUEO G.NUÑO... a los CUESTA, los BASAVE, GABRIEL BLANCO, MANUEL ALDRETE, GUILLERMO MORENO, NAVARRO VELARDE y el CHATO CORONA, por no citar a otros “chismosos de alta alcurnia” como los llama el mencionado cronista, los que en ocasiones se les veía en el Club desde la hora de la comida para así tomar asiento desde muy temprano en la tarde y no perder detalle de todo cuanto acontecía en esta Ciudad. Este Club tuvo varias locaciones, pero esta sin duda fue la más duradera y, si mal no recuerdo, anteriormente fue llamado “Casino Cosmopolita”, con elegante vajilla monogramada en verde sobre fondo blanco. Otra de las tertulias se reunía en el entonces llamado “Portal de las Flores” en una tienda llamada precisamente “Las Flores” de los Hermanos ROMERO, que vivían en la esquina de las hoy calles de Galeana y Morelos. Esta era una tienda en la que ya no había nada por vender... unas cuantas bombillas viejas, un Calendario de “Rodríguez”, un poco de Rapè, unos cuadernos pautados deshojados y era todo... estos ROMERO eran ricos y no les importaba vender, lo que más querían era su Club donde aposentarse y hablar mal de todo mundo, los asientos eran equipales grandes y cómodos que estaban a los lados de las puertas entre ellas y el mostrador... y allí se hablaba mal desde el Arzobispo hasta el último de los monaguillos... las malas lenguas les apodaron “El Club de los nalgabruta”, y un tercer y último pero no por eso menos importante grupo de platicones, se reunía en la antigua Dulcería y Cerería de “Calderón”, en la esquina de las calles de Pedro Loza y Morelos (donde hasta hace no mucho estuvo la tienda de telas “El Vapor”) los que se sentaban también en equipales detrás del mostrador y muy cerca de las alacenas, hablando sin escrúpulos de todo aquel que iba pasando... “esta vieja seguro es prestamista”... “Ah, aquella... mmm... es querida de Fulano... “. Si bien los tiempos han cambiado y las locaciones también.... esta costumbre inveterada de hablar del prójimo al parecer sigue incólume e idéntica con situaciones muy similares y con muchos de los protagonistas aún vivos (bueno, como si aún vivieran en sus descendientes), aunque sea en el recuerdo... Como datos curiosos de los famosos PORTALES de Guadalajara efectivamente eran la “sala de recibir” de todos los foráneos que pisaban tierras tapatías... así como de los locales que entre las 12 del mediodía (jamás antes) y hasta las 14:30 horas de la tarde... y las 18 horas de la tarde y hasta las 21:30 de la noche no dejaban de pasar por aquí por una u otra razón... ya fuera por ir de compras o a algún “mandado” o “diligencia” o sólo por el gusto de “ver y ser vistos”.... a los PORTALES no se iba “así nomás”... se vestían las señoras y señoritas con guantes y sombrero, y los jóvenes y caballeros con sombrero y hasta bastón... Los gruesos muros y arcadas de los Portales originales que aún quedan son mudos testigos de las bellezas de muchas épocas que por sus pasillos hubieron de pasar, por gusto o necesidad... “Mamá ya vengo, sólo voy a que Madame GUILLOT me muestre las novedades que recién trajo de París...”. “Mi niña chula que dice su mamá que aunque vaya aquí nomás a la “Ciudad de México” que la acompañe yo”. “Ándale cuate apura el paso y no pierdas pisada, que no llegamos a la salida de misa de 12 y se nos van las pollitas”. “Nana Juanaaaaa, por Dios, anda tráeme el abanico color obispo que dejé encima de mi “chiffonier”, que de por sí voy tarde”. “Ah, sí, por favor deme dos varas de tafetán y tres de aquel ‘moirè’ color perla para el baile en palacio”. A fines del Siglo XIX y comienzos del XX se instalaron en los Portales (¿dónde más podía ser?) tres restaurantes y neverías de gran lujo, que curiosamente sus propietarios eran italianos... Dos de estos, los hermanos Tirán, tuvieron cada uno su propio establecieminto... “El Paraíso Terrestre” en el Portal Quemado en el ángulo que hoy forman las calles de Corona y Pedro Moreno en la contra-esquina de Palacio de Gobierno, en donde se veía continuamente al Gobernador AHUMADA tomando la copa... y el otro hermano abrió “El Palacio de Cristal” en el portal de las hoy avenidas Juárez y 16 de Septiembre, que después conociéramos como el “portal de Sears”, y que hoy ya a punto de terminar su remozamiento abrirá como gran hotel... Este local contaba con servicio de nevería y cantina, y fue un local grande casi de un cuarto de manzana lujosamente puesto y con grandes vidrieras que daban a ambas calles, adosadas a estas las mesas más codiciadas por las “muchachas en flor” de la buena sociedad, tocadas con aquellos enormes sombreros de plumas y boas de “marabú”, en donde podían lucirse y medio coquetear con los pretendientes que podían pasar por allí... los sándwiches simples costaban cinco centavos... ¡y los de caviar 15 centavos! En esta esquina el célebre compositor ALFREDO CARRASCO tocó por vez primera su aún más célebre pieza “Adiós”, y que hoy conocemos como “El Adiós de Carrasco”, ante una clientela que aún no lo conocía del todo... fue a raíz de que tarde a tarde le dejaban tocar allí que, la pieza se dio a conocer al grado que los “habitúes”, lo comenzaron a identificar como su autor... después vendría la típica y abusiva intervención de los impresores de música, que a cambio de unos cuantos pesos le roban al autor su pieza... tal y como le había sucedido pocos años antes a JUVENTINO ROSAS con el más celebre vals mexicano de todos los tiempos: “Sobre las Olas”... El tercer y más famoso establecimiento de este tipo lo fue “La Fama Italiana”, ubicado también en el Portal Quemado.... justo en medio de la cuadra y aquí la cantina estaba en la planta baja y el restaurante en el primer piso y con vista a la Plaza de Armas... su propietario, Don PEPE ROLLERI, por más de 25 años dio lustre y brillo a una sociedad sofisticada (en algunas cosas) como lo era la Tapatía.... auténtico centro social y punto de reunión de los más destacados intelectuales políticos y comerciantes de la época, así como de todas las familias de la clase media y alta... en planta baja la nevería y chocolatería así como la cantina en mesas de mármol se podían saborear helados de leche y vainilla, con vol-au-vents, brioches y “bolas de Berlín”, o un paquetillo de “marròn glasès”... en el comedor del piso alto laboraban el chef PABLO VALDÉZ y TOÑA LA NEGRA, en donde servían los mejores espaguettis, rissotto y pollo a la permesana con un buen vaso de Chianti... la cantina permanecía separada de la nevería por medio de una especie de mampara de madera calada... aquí se formaba otra “peña” o tertulia de gran postìn... presidida por el propio ROLLERI, que fue un gran personaje de su época y providencia benéfica de todos aquellos italianos que llegaban desvalidos a esta ciudad. Amigo de todo mundo e intachable en su proceder se le nombra Cónsul de Italia y en su derredor se reunían, entre otros, al Ing. ANGEL CORSI, don LUIS CORRO, al culto abogado Don JORGE DELORME y CAMPOS, auténtico entusiasta de la literatura francesa como CORRO, el escultor VÍCTOR GUSMERI, a Don JUAN LAVAT, ocurrente como pocos... a Don CIRO LADRÓN DE GUEVARA, en otras ocasiones era posible ver a Don JOSÉ BARBA ANAYA, Presidente del Supremo Tribunal, al dinámico Don JESÚS ÁLVAREZ DEL CASTILLO que años después fundara precisamente este diario, al conocido vate SALVADOR ESCUDERO, al chispeante CHATO PADILLA director de aquel popular semanario “El Kaskabel”, al “Gato” “ENRIQUE VILLASEÑOR, poeta y versificador, al compositor ENRIQUE SANDOVAL, al pintor JUAN FARÍAS Y ÁLVAREZ DEL CASTILLO, que después se conocería como IXCA FARÍAS... sin faltar a estas tertulias “Don FERRUCO” y el “Marqués de FREGOSO”, dos de los personajes que deambulaban por la bella y clara ciudad... uno mudo y el otro víctima de una afección mental y que a raíz de esa inofensiva locura se recubría el pecho de su casaca con sus medallas de hojalata, condecoraciones que según él había recibido de las testas coronadas de Europa. Entre esta pléyade de personajes que circulaban y un poco fuera este mundo, estaba también “La REYNA”, una mujer como de setenta años, bajita y muy maquillada siempre y elegantísimamente ataviada con las herencias de lo que desechaban las ricas... puesta con guantes, sombrero y sombrilla, y que en un teléfono imaginario se le escuchaba sostener conferencias con las reinas de España e Inglaterra, después vendría el famoso POLIDOR o el GENERAL HILACHAS, JERULES... o el GATO CAÑEDO... quien ya sin la fortuna que tuvo su familia, pero con abolengo por delante, se dedicaba a vender calcetines y siguió viviendo en el PALACIO CAÑEDO hasta que lo demolió “modernidá”... la REINA por lo visto se adelantó a su tiempo... hoy vemos a tantos por las calles hablar con teléfonos reales, pero con miserables personajes gracias a los celulares y toda clase de aparatos “inteligentes”... ALFONSO CAÑEDO fue fiel a su casta y causa hasta el último de sus días... POLIDOR acabó mal y sin que a los que ayudó a enriquecer le echaran una mano... Y bueno, hasta el propio ROLLERI acabó semiarruinado y enfermo gracias a los impuestos y las rentas, su negocio decayó al punto de que se incendió... “La Ciudad de México”, de Don EUGENIO CUZIN, se vendió en los años treinta y desapareció así nomás la que fuera la tienda más elegante de Guadalajara, donde la mentada Mme. GUILLOT dos veces al año traía de París toda la alta costura para que la lucieran las tapatías... ¿dónde quedarían aquel par de hermanas ya ancianas que atendían el departamento de botones y encajes, ataviadas a la moda victoriana con cuello alto, mangas largas y adornos en puños y enaguas?... ¿Y Carmen... la que fuera jefa de la Perfumería?, o bien Simón, encargado del departamento de blancos... “La Fama Italiana” desapareció como desparecieron sus antiguos concurrentes y su mismo propietario, el tan apreciado Don PEPE ROLLERI... el “Casino Jalisciense” desapareció también, y su tertulia medio se mudó a lo que hoy conocemos como “Guadalajara Country Club”, claro, sin los personajes (ni sus descendientes vaya) del nivel que tuvo el primero... Hoy el Centro lo habitan fantasmas de un gran pasado glorioso... ¿es que acaso será los que Tapatíos somos los más acérrimos enemigos de los mismos Tapatíos?... La respuesta está en el aire... entretanto, ¡Feliz Aniversario a nuestra Ciudad!