Mañana, 3 de diciembre, se celebra el “Día de la Discapacidad”; celebración que debería traducirse, principalmente, en un ejercicio colectivo de admiración e inclusión hacia las 500 millones de personas que en el planeta tierra presentan y viven algún tipo de discapacidad. Hace 37 años, 8 meses y 23 días llegó a mi vida Martita, que es mi hija, la cercanía con ella a lo largo de este tiempo me ha proporcionado experiencias, tan únicas y especiales que estimo conveniente compartir con los lectores.*El verdadero infierno en la vida de las personas con discapacidad es la discriminación, barrera infranqueable que impide la inclusión y los hace vivir en una libertad encadenada.*El transito de la vida de mi hija ha partido de nacer como una niña con discapacidad, para convertirse en persona y terminar siendo personaje de una vida plena de virtudes y ejemplos numinosos.*Ser testigo durante 13 mil 775 días, es decir, a lo largo de 330 mil 600 horas, de los esfuerzos que supone el cuidado de mi hija por parte de su mama —que es mi esposa— me ha concedido el privilegio, único, de admirar la creación a través del prisma del amor.*He sido testigo, no pocas ocasiones, de cómo aparece en ciertos sectores de la sociedad una practica, un tanto dañina: organizar eventos sociales que terminan manejándose con la frivolidad de apariencia filantrópica, postura a todas luces narcisista.*Me remonto en los años y recuerdo que no pude evitar, durante los 3 o 4 primeros años de la vida de mi hija, caer en la trampa de negarme a aceptar la realidad, sabiendo que dicha realidad no podía ser modificada, lo que me hizo auto condenarme a vivir en el oscuro mundo de la depresión.*Mucho se avanza, en los últimos años han aparecido personas, mujeres y hombres creyentes y practicantes del culto de la inclusión, a ellos les corresponde una enorme felicitación en este día.*En la práctica altruista la peor de las calamidades es esa alergia social llamada indiferencia, traición que acarrea dramáticos abandonos, superar este ominoso obstáculo es otorgarles todo tipo de apoyo desde su nacimiento.*La cercanía cotidiana con mi hijita me ha generado una especial e inenarrable admiración por ella, me conquista su conmovedora candidez, hablo de un arrullo de ternura que me impide estacionarme en la tristeza.*Vivo dos vidas, la de martita y la mía, cuando durante largo rato la contemplo, me pregunto que piensa cuando piensa, sus frecuentes inmersiones indescifrables, ya sea en la tristeza o en la alegría es parte de su naturaleza, de pronto su vida y la mía parece una novela de ficción, de pronto es poesía incomprensible, es mística extenuación.*No son pocos los eventos sociales en los que las ostentaciones y los protagonismos terminan por frivolizar la causa altruista, hablamos de oportunistas que se aprovechan de su posición política o social y que finalmente conduce a la metástasis de los egos.*El día de mañana dedicado a la discapacidad seria oportuno que nos detuviéramos a meditar que este planeta tierra necesita una explosión de caridad que traiga consigo la cultura de la inclusión.
